La humanidad ha soportado, a lo largo de los siglos, múltiples pandemias que han segado la vida a millones de personas, lo cual es explicable, hasta cierto punto, porque la medicina entonces no tenía los avances actuales, pero también es verdad que, pese a tal evolución, todavía no se han descubierto un antídoto específico ni una vacuna para prevenir y combatir frontalmente al implacable coronavirus, que tiene en zozobra al mundo entero.
Si bien ha disminuido su incidencia en China, lugar de origen, continúa expandiéndose en proporción geométrica en todos los continentes, por lo que los gobiernos de numerosos países, entre ellos el nuestro, se han visto obligados a impartir una serie de medidas, algunas de ellas drásticas pero necesarias, para frenar sus mortales efectos, más alarmantes si se consideran las secuelas de las pandemias anteriores y el presagio de un epidemiólogo norteamericano de que “lo peor está por llegar”.
La primera pandemia de la que se tienen evidencias es la conocida como peste de Atenas o peste de Pelopones; el historiador Tucídides aseveró que, en realidad, se trató de fiebre tifoidea y que nunca antes se sufrió azote semejante, ya que murió la tercera parte de la población de la Grecia Antigua.
El caso más catastrófico constituyó la propagación de la viruela en la Edad Media, causada por el variola virus y que ocasionó 300 millones de víctimas, inclusive el emperador romano Marco Aurelio.
La fiebre española, denominada así porque la dio a conocer el país ibérico, tuvo origen en un campamento de Estados Unidos en 1917; se calcula que ocasionó la muerte de 6% de la población mundial de esa época.
La peste negra provino de la India en el siglo XIV; rápidamente se propagó en Europa y causó el exterminio de la mitad de la población de ese continente.
La peste bubónica se contagiaba a través de las pulgas de ratas infectadas con el bacilo de Yersin; el primero de varios brotes se registró el año 541; en total causó 200 millones de víctimas.
Más recientes son el ébola y el VIH, que se extendieron a nivel mundial y, así mismo, ocasionaron unos cuantos millones de muertos.
Estas son algunas de las pandemias más letales que registra la historia y que dejaron profunda huella y la dolorosa lección de que tenemos que hacer conciencia de la difícil situación actual y que todos tenemos corresponsabilidad para evitar consecuencias mayores aún.
Ante la emergencia “de extrema gravedad”, un grupo de distinguidos economistas presentó hace pocos días un valioso análisis de la realidad imperante en nuestro país y un plan con soluciones emergentes, que contempla una tregua política y seis medidas y reformas estructurales, que demandan el esfuerzo de toda la comunidad, programa que merece la debida atención del Gobierno y de la Asamblea Nacional, al margen de miramientos electorales, y la cooperación decidida de todos.