Bulgaria salvó 50 000 judíos

Valeri Yotov* y David Dadonn*
Columnistas invitados

El exterminio de seis millones de judíos a manos del nazismo durante la II Guerra Mundial dejó una estela de maldad diseminada por toda Europa.

La mayor parte de los países dominados por los alemanes siguió los pasos del régimen nazi y embarcó a sus ciudadanos en una espiral de odio de la cual pocos pudieron zafarse.

Pero hubo algunos casos excepcionales de gobiernos, líderes y personas individuales que bogaron contra la corriente y defendieron el derecho a la vida de los judíos, aprovechando sus posiciones o cargos. Esos hombres buenos son los llamados "Justos entre las Naciones", desde que en 1953 el Congreso de Israel (Knesset) le entregara a la fundación Yad Vashem la autoridad para acreditar sus obras en defensa del pueblo judío. Los muy conocidos Oscar Schindler y Raúl Wallenberg y la chilena María Errázuriz son parte de esta lista dorada, que hoy supera los 22 mil nombres. Menos conocidos, pero tremendamente relevantes, son los “Justos entre las Naciones” de Bulgaria y tal vez muchos ciudadanos anónimos de este país, que se resistieron a seguir los lineamientos de Berlín y finalmente salvaron la vida de alrededor de 50 mil judíos búlgaros.

Durante los años finales de la II Guerra Mundial, Bulgaria se convirtió en aliada de Alemania, más por razones de reivindicación territorial que de corte ideológico. A instancias del gobierno derechista, había sido adoptada una Ley de Defensa de la Nación, que imponía varias restricciones a los ciudadanos búlgaros de origen judío.

Sin embargo, el antisemitismo, así como la Ley de Defensa de la Nación, era casi ajeno al modo de vivir búlgaro y a la mentalidad nacional. La campaña antijudía no era bien vista por los campesinos, ni por los habitantes de la 1 ciudad, ni por la intelectualidad, y mucho menos por la Iglesia Cristiana Ortodoxa, que tuvo un papel muy activo en la defensa de los judíos. Otros nombres destacados son los parlamentarios Dimitar Peshev y Petar Mihalev, del empresario Asen Suichmesov, y de artistas como Eilin Pelin y Petko Stainov, además de varios activistas de la comunidad judía local. No podemos dejar de mencionar el papel de una destacada mujer búlgara, como lo fue Liliana Panitsa, secretaria del Comité de los Asuntos Judíos, quien reveló los planes secretos de deportación. Este movimiento cívico-religioso traspasó rápidamente la esfera dirigencial y política, y el propio Rey de Bulgaria, Boris III, debió manifestar su oposición a las iniciativas antijudías.

Al concluir la guerra, el número de judíos en Bulgaria era de 50 mil, esto es, tantos como en el período de preguerra. Después de 1948, la gran mayoría de ellos emigró al recién proclamado Estado de Israel.

*Valeri Yotov es Embajador de Bulgaria concurrente para Ecuador. David Dadonn es Embajador de Israel en Chile.

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