La prensa gubernamental, con un elogio extremo, considera a la conferencia presidencial sostenida en Madrid, como de gran impacto político; cuando se dijo que se necesitaba una América Latina más integrada, para como bloque hacer frente a Estados Unidos, ya que “el mundo del futuro será un mundo de bloques”.
Desde 1814, el general San Martin, con el Plan Continental busco la integración para la independencia de los pueblos de América.
El Libertador Simón Bolívar, con el Congreso Anfictiónico de Panamá, de 1826, geopolíticamente afianzo la integración, o confederación latinoamericana.
Pero la integración avanza desde 1947, dándose ejemplo mundial para la seguridad internacional con el TIAR, y al año siguiente con la OEA, que se concentra en la integración económica regional.
La Comisión Económica para América Latina Cepal, en 1949, contribuyó con el concepto de integración económica regional con la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio Alalc.
La continuidad del proceso de integración regional se dio con los países del Grupo Andino quienes, organizaron su propio sistema a través del Acuerdo de Cartagena en 1969, conformaron la CAN, y posteriormente crearon del Parlamento Latinoamericano.
Otros procesos como el Aladi, Sela, Caricom, se consideraron como mecanismos de flexibilización de la integración regional. Sin embargo la “masa crítica”, según la visión de Aldo Ferrer, consideró que la Argentina y Brasil, debían ser el pilar de la integración regional, para lo cual se crea el Mercosur en 1986.
Si se aceptan la mundialización e interdependencia en un mundo globalizado, la Unasur creada en el 2004, requiere un nuevo enfoque para construir un espacio de integración entre los pueblos sudamericanos, acelerando a la Alianza del Pacífico para una mayor proyección; dejando a los bloques derivados del Socialismo del Siglo XXI, Celac y ALBA, creados para la “confrontación con Estados Unidos”, que se extingan por si solos.
El mundo del futuro en bloques ya fue renovado, desde hace más de una década por la Cepal al promover el “Regionalismo Abierto”, como una integración basada en la apertura económica, liberalización del comercio, eliminación de barreras, competitividad creciente y seguridad jurídica que estimule las inversiones. Un modelo económico no de confrontación, ni aislado, ni excluyente.
Otro modelo económico exitoso es el asiático, que implemento los “Triángulos de Crecimiento”, con zonas transnacionales de cooperación complementaria subregional, entre un polo de crecimiento y sus periferias.
Ante una integración globalizada, se ve ridículo un acercamiento a Qatar, Bielorrusia, porque somos un país marítimo del Pacífico que aspira termine pronto la pesadilla de la larga noche del socialismo del siglo XXI.