Más que los misiles y las amenazas nucleares, este diminuto microorganismo ha logrado detener de un tajo esa carrera loca del consumismo… esa manía de correr siempre y sin destino… esa manía de no poder estar solos ni un minuto, esa manía de comprar y comprar “maricaditas pal closet” como decía una tía sabia…
Todo el sistema en que estábamos montados se está derrumbando como las fichas de un dominó… caen una tras otra y siguen cayendo.
Algo que hace tres meses, por decir algo nadie creía posible. Si nos hubieran contado en diciembre que la Plaza del Vaticano se quedaría vacía y el Papa tendría que hablar para los fantasmas, que la Semana Santa de Sevilla tendría que dejar en sus rincones a La Macarena, al Cristo del Cachorro, a La Trianera, y los encapuchados de morado desaparecidos de las calles.
Las Fallas de Valencia y la Feria de Sevilla y posiblemente la Feria de San Isidro, de la Plaza Las Ventas Del Espíritu Santo en Madrid y los toreros y sus cuadrillas con las luces de sus trajes apagados temporalmente, jamás lo hubiéramos creído…
El Coliseo de Roma, como un cascarón que nadie ve. Venecia sin sus gondoleros, Vía Veneto sin helados, Milán sin su Scala -el teatro de ópera- , La Gran Vía y la Puerta del Sol.
El Prado, el Louvre, desiertos… los aviones en sus plataformas, millares de seres arrebatándose el papel higiénico y unas mascarillas de Halloween, los asilos sin visitas para los que ya están muriendo de soledad, las Bolsas de dinero enloquecidas, los restaurantes repletos de ecos y ectoplasmas… Los hoteles impagables ofreciéndose como hospitales… La solidaridad muy relativa porque todos nos miramos con desconfianza…
Los ahorros debajo del colchón para poder comprar pan…
Como decimos en Alcohólicos Anónimos: “Back to Basics”… Aprender a estar con nosotros mismos… Mirar hacia adentro. Reflexionar. Leer. Aprender a tener la familia cerca. Entender que la vida es un instante y que la plata no sirve de nada a la hora de la verdad…
Me pregunto que pasaría si el internet, el whatsapp, los tuiters, los Instagram y netflix dejaran de funcionar… ¿Seríamos capaces de estar solos con nosotros mismos…?
¿Apreciar el silencio? ¿Volver a mirar y respetar la naturaleza?
¿Qué harían, los niños sin poder salir ni vivir conectados a las pantallas? ¿Y los papás? Nos convertiríamos en zombis como, los de Walking Dead, o aprenderíamos a conectarnos con la realidad, las emociones, los sentimientos, la ternura, la gratitud, esas cosas que no se pueden comprar y por lo tanto ya nadie usa.
Post Data: Un alto en el camino… ¡A nadie le cae mal !