En el libro En el poder y en la enfermedad, el médico David Owen, que fue Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, analiza como las enfermedades de Jefes de Estado han influido en el devenir político de los países y refiere otro tipo de enfermedad, el Síndrome de Hybris, la “embriaguez del poder”, que hace al gobernante considerarse superhombre, persistir en sus errores o ignorarlos. El caso de Tony Blair, Primer Ministro inglés, embarcado irracionalmente en las acciones del Presidente Bush en la guerra de Iraq, es paradigmático y significó el fin de su carrera política. George W. Bush asumió humildemente la jefatura del Estado en enero de 2001 diciendo que nombraría a las personas más adecuadas, delegaría autoridad y evaluaría resultados. Tras el ataque a las Torres Gemelas, fue un Presidente guerrero, que se comprometió a “sacar a los responsables de sus madrigueras y hacerles correr” y juró “librar al mundo de malhechores”. Su lenguaje y su retórica se tornaron fanáticos e incontrovertibles; la simplicidad cada vez más dominante y los errores le cuestan hasta ahora a su país.
Tres síntomas señala Owen como característicos de la hybris: exceso de confianza en uno mismo –que reserva, en exclusiva, la toma de decisiones, que no busca consejo ni presta oídos a la sabiduría o la desprecia-, impaciencia y falta de atención a los detalles, que les hace considerarse sobre los demás mortales y les afecta emocionalmente.
Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, Johnson en el Reino Unido y, al parecer, López Obrador en México, podrían estar actuando en la pandemia del covid-19, afectados por la hybris: suficientes, ignorando la gravedad del tema, ironizando, hasta que el contagio se multiplica y se ven desbordados por la realidad. Grandilocuentes, se contradicen sin inmutarse. Ahora, mientras los contagiados y fallecidos abruman su capacidad sanitaria, Bolsonaro critica a su ministro de Salud por pedir a la gente que permanezca en su casa, Johnson va al hospital a cuidados intensivos y Trump, luego de decir que “lo tenemos controlado” en enero, “es un problema muy pequeño…que se irá en abril con el calor” , acusando de que “quieren (los demócratas y la prensa) que parezca lo peor posible”, y de decir que “China ha trabajado muy duro y que los EE.UU. aprecian enormemente sus esfuerzos y transparencia… agradezco al presidente Xi”, amenaza con retirar financiamiento a la OMS… por privilegiar a China!
Aquí, en Ecuador, los corruptos de cuerpo y alma, explotan la tragedia, la magnifican y falsifican, tratan de generar pánico, irresponsable y miserablemente, y pescar a río revuelto.
El poder es una droga que pocos gobernantes –los estadistas- tienen el firme carácter necesario para contrarrestar, con respeto a la discrepancia, rectificando y no magnificando todo y endiosándose.