Los miembros de la “Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador” habían permanecido varios días apoderados del centro de Quito. La revuelta se había iniciado a raíz de que el Gobierno advirtiera que, a partir del domingo 9 de enero del 2000, la moneda oficial del Ecuador sería el Dólar.
Ese anuncio -que la prensa bautizó con el nombre de ‘Dolarización’- fue acompañado con un Decreto que devaluaba cinco veces el valor oficial del Sucre, la moneda de Ecuador; lo cual significaba que los sueldos, los ahorros y las pensiones de la mayoría de la gente, quedaban reducidos a su quinta parte.
Aunque el objetivo inicial de la revuelta era lograr que el gobierno derogara ese Decreto, cuando los manifestantes se percataron que ya estaban a ‘tiro de piedra’ de la casa presidencial, cambiaron de objetivo: ahora, piedra en mano, gritaban “que se vaya Mahuad” y así fue. Esa misma tarde, el Presidente fue sustituido por su Vicepresidente, Gustavo Noboa Bejarano.
Pero la mayor sorpresa vino cuando el afable Dr. Noboa demostró tener suficiente talante como para resolver esa grave crisis de un solo tajo. Así, en su primer discurso, no solo que oficializó la vigencia de la dolarización, sino que pidió a los pocos presentes sugerirle los mejores mecanismos para implementarla.
Su pedido fue prontamente satisfecho. En pocos meses quedaron estructurados los “Cuatro Pilares de la dolarización”: en primer lugar, el Fondo de Liquidez y el Seguro de Depósitos, que operarían bajo Fideicomisos privados; y, en segundo lugar, las nuevas normas de Supervisión y Liquidación Bancaria, que ya eran pautadas bajo un esquema de Regulación de Mercado, por cuanto la emisión de dinero ya no dependía del Estado.
Bajo esa estructura que funcionó hasta fines del 2008, la Dolarización demostró ser la más poderosa herramienta para el desarrollo económico y social de un país como Ecuador.
Baste señalar dos hechos: primero, que cada año se lograron crear en promedio 200.000 nuevos empleos; y, segundo, que en esos años el PIB del Ecuador creció al 4.7% anual, una de las cifras más altas de América Latina.
Pero cuando Correa llegó al poder, ordenó que la sumisa Asamblea de Montecristi instituya que los pilares de la Dolarización puedan ser manipulados por Carondelet. Y así, el 1 de enero del 2009, empezó la debacle económica que hasta hoy perdura.
Lo demás ya es historia; una historia en la que prevalece el hecho de que a lo largo de esta última década (2009-2019), se han destruido en promedio anual 80.000 empleos. Lo cual ha colocado el nivel de desempleo del Ecuador entre los más altos del mundo. Por otro lado, el crecimiento del PIB se ha deteriorado año a año y este 2019, será negativo.