Sismo en los ejes mudiales

Coinciden cambios muy importantes en los principales ejes políticos del planeta. Al enumerarlos, se producen expectativas por nuevos tiempos o temores apocalípticos por un entorno desconcertante: la reiterada reelección de Putin; la economía de súper potencia bajo el brazo autoritario de Donald Trump; China entre los virus y tensiones con India, Hong Kong; además, con inocultables pretensiones económicas y políticas sobre los países pobres del tercer mundo.

América Latina como siempre es un coro de voces dispersas y el compás de la desarmonía como nota histórica recurrente. En esta última zona dos países merecen especial atención: Argentina y Ecuador.

El gobierno argentino de Aníbal Fernández desde que asumió el mando, produjo un particular interés. A pesar de su origen y convivencia con el peronismo se manejó con cautela en las difíciles condiciones en que asumió el poder de la nación. En materia internacional se apreció una línea de tolerancia con el gobierno del Donald Trump y el FMI; también, una diplomacia de gestos y no de actos con el chavismo.

Sin embargo, en plena negociación de la deuda externa, al borde del default; sorpresivamente, hay indicios de un giro en la política exterior: se distancia del gobierno americano, su mirada se ha vuelto generosa con Nicolás Maduro y parece enviar una alerta de que le es imposible seguir en la ruta inicial con el default y la pandemia a cuesta. Peligrosa situación no solo interna, sino también observando el descalabro del conjunto sudamericano. Otra vez esta región puede ser coto de caza de los grandes.

Ecuador es, como siempre un caso peculiar. Su población bordea los 17 millones, su extensión es de 262.000 km2 y como nota simpática algunos ciudadanos pretenden transformar un país de doscientos años de estructura unitaria en federal. “Dicen que éramos doce y …”

Argentina está en la primera etapa de un gobierno democrático. Ecuador termina el suyo pero destrozado por el virus imbatible del correísmo y con un horizonte de renovación sin pronósticos, al extremo que sería un alivio para el ciudadano el voto opcional. Un país que a su edad todavía se entretiene con el juego infantil de la “gallina ciega”.

Siguiendo con la comparación, se anota otra diferencia a favor del país del Río de la Plata. Diferentes horas de la historia demuestran que a pesar terribles experiencias sigue contando con un movimiento como el peronismo. Es una estructura paralela al orden estatal como lo fue el fascismo, pero sobrevive con cualquiera sea la camiseta gubernamental de ocasión. Ecuador, por el contrario, acaba de perder a un pontífice siguiendo el ejemplo del papa Benedicto XVI. Renunció y se fue con una consulta de incierto destino. Luego renuncia el vicepresidente de la República cuya conducta política recuerda la telenovela brasileña: “Vale todo”.

Argentina jugará en los casinos mayores. Ecuador seguirá ensayando a ser una astilla estratégica en la geopolítica mundial.

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