¡Detener la debacle universitaria!

Vivimos con zozobra la debacle de la universidad ecuatoriana. Los académicos vemos cómo se van desarmando procesos educativos e investigativos creativos, democracias participativas, ambientes laborales relativamente estables y otros. Según una investigación de este año del Dr. Jan Feyen, ex profesor de la Universidad Católica de Lovaina, en la que estudia 11 universidades ecuatorianas, concluye que son dos las causas: la politización frente a la calidad de la educación y el recorte presupuestario. Añadiría: falta de pertinencia de los contenidos. Propone el reducir el número de universidades (de 30 a 10-15) y aumentar el de estudiantes al recurrir de manera más dinámica al audio y las tecnologías modernas. Yo añadiría: el abrir carreras medias que surgen de los troncos universitarios (i.e. topógrafos o constructores, plomería o electricidad desde las facultades de arquitectura o ingeniería). Muchos estudiantes no perderían tiempo y dinero en la carrera completa y podrían insertarse con mayor facilidad en el medio laboral.

La universidad mejor “rankeada” del país es la Universidad de San Francisco de Quito y esta ocupa el lugar 55 en toda América Latina; la sexta universidad: la Universidad de Cuenca está en el lugar 161-170. ¡Ambas cifras son poco alentadoras! En la segunda –la Estatal que sirve desde hace 150 años a la amplia región del sur- la cantidad de profesores de planta es de alrededor de 40%, los contratados de 60%. La politización de la que habla Feyen es patética, supera con creses la importancia destinada a la calidad de la educación. Según la ley actual, los rectores designan decanos; así el consejo universitario es sumiso. Hace pocos días, en la Facultad de Medicina para establecer la terna para decano que se presentaría al rector, el candidato que recibió el 60% de votos fue desconocido; la persona con el 2.9% de votos fue designada. Un proceso visiblemente ilegítimo. En muchas facultades las direcciones son encargadas por el decano a profesores contratados que no pueden ni chistar. Una pirámide de poder muy bien montada.

La disconformidad crece en la Universidad de Cuenca, así como los despidos intempestivos. Paralelamente decenas de voces preocupadas y disidentes, ejemplares docentes, estudiantes, administrativos marginados, se reúnen periódicamente bajo el Forum 2050 con el fin de discutir a conciencia la universidad que se quiere re-construir, la que se desea con urgencia, y evitar que siga el proceso de ruina. Creo, sin embargo, que es hora de una protesta nacional como la que vivió Chile. Solo así se modificará la ley maniatadora que nos impuso el correísmo, recuperaremos y ampliaremos los presupuestos que requerimos, seremos pertinentes a la hora de transformar el impostergable paradigma educativo y más.

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