Me abandono a tus ensayos

Ensayar, ensayo. ¿Se trata de perfeccionar una acción o actividad por la que transitaste cuando escribías algo propio sobre, por ejemplo, las letras muertas a las que pretendías renovar? Al “ensayar” literariamente evitas conceptos, tampoco zanjas un asunto, simplemente lo rozas, lo palpas de nuevas maneras que permiten re-ubicarte. Así, Josué Durán en su colección de ensayos -“El abandono de la experiencia”- rasguña literaturas/lecturas anteriores para redimensionarlas. Hurga, por ejemplo, en “El chulla Romero y Flores” de Jorge Icaza para desmarcarlo como realismo social y pensar en una novela tránsito hacia la “desfiguración” o “disolución” de constructos artificiosos de sus mestizos arribistas –el Chulla y Rosario- y al hacerlo nos arrastra con él a otras consideraciones como el “sexo con síntomas de pecado” o la noción de “lo provinciano”.

O, el misterio de un personaje como aquel “hombre de la multitud” del cuento de Poe, Leopold Bloom en el Ulises de Joyce o el hombre de la gabardina pintado por Camilo Egas en el metro de Nueva York. El autor/lector los hace cómplices de una realidad podrida; la modernidad de cara aparentemente luminosa muestra aquella otra, aquejada por la soledad, la pobreza, fruto de migraciones forzadas que se prolongan hasta el presente. Los misteriosos y anodinos personajes paseantes son parte de la Historia, lo que le hace a la Literatura, señala Durán, seguir siendo su hermana. Así, este joven autor succiona sus lecturas del más variado tenor, de formas diversas, con el fin de hablar de aquellos recodos en el texto o fuera de él que pueden hoy interesar.

O, la nada, la nada de nada que surge frente a la realidad, una realidad simplemente inasible, que sigue siempre su propio camino y el tuyo que siempre sigue contigo, olvidando y recordando a trozos; cuando te preguntas -como lo hace nostálgico este desconocido escritor (Durán)- y sus pensamientos resuenan o deben resonar en el otro, en lo otro; palabras del otro que evoquen nuestros propios seres. Y en estas cavilaciones le acompaña Borges y sus textos erráticos.

Su primer libro de ensayos gana hace poco el Premio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit (Ensayo, 2019). Con una sólida formación lectora ha indagado sin tregua sobre la literatura, el arte, la historia o el propio Ecuador, a través de la cenicienta de los géneros literarios, el ensayo. Y lo que hace con nosotros los lectores resulta en un juego de desplazamientos desenfocados que de repente posan el cañón de luz sobre escenarios absolutamente inesperados que iluminan desde la contemporaneidad las aparentes “letras muertas”. Me abandono a sus ensayos, me sorprenden, me llevan a transitar o más bien borrar realidad y fantasía, me ponen de a buenas con la instrucción de la literatura.

akennedy@elcomercio.org

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