La Asamblea General de la ONU inicia sus trabajos anuales en septiembre y examina los más importantes asuntos de interés mundial relativos a la paz, los derechos humanos y el desarrollo. Más de 120 jefes de Estado han resuelto viajar a Nueva York para exponer el criterio de sus países. Después de Brasil, al que por tradición se le otorga el privilegio de hablar en primer lugar, han intervenido Irán e Israel. Sus discursos han encendido la alarma y confirmado la gravedad de la situación actual.
Ahmadinejad -líder iraní amigo de Correa- reiteró su decisión de trabajar para que desaparezca de la faz de la Tierra la “entidad sionista” es decir el Estado de Israel. Por su parte, el primer ministro Netanyahu se refirió al peligro inminente de que Irán llegue a poseer la tecnología para fabricar el arma atómica, con lo que estaría en capacidad de afectar a la existencia de Israel y de cambiar radicalmente la geopolítica de Oriente Medio. Pidió a la comunidad internacional trazar una línea roja, es decir un límite, que Irán no debería superar en sus investigaciones. En todo caso -enfatizó- Israel se reserva el derecho de tomar medidas, en legítima defensa, que implicarían seguramente el uso de la fuerza para destruir las instalaciones atómicas iraníes. Irán ha negado que sus investigaciones tengan un objetivo militar, pero se ha opuesto sistemáticamente a cooperar con la Agencia Internacional de Energía Atómica, lo que le ha valido recibir sanciones internacionales.
El problema de Oriente Medio es complejo y despierta pasiones extremas. La ONU ha tratado de acordar medidas tendientes a resolverlo, hasta ahora infructuosamente. La rivalidad entre árabes y judíos, resultado de milenarios conflictos, ha imposibilitado todo entendimiento. Ese delicado panorama se ha vuelto aún más inmanejable a causa de la política internacional de la teocracia iraní cuyas concepciones sobre los derechos humanos, sobre todo de la mujer, son la expresión del oscurantismo medieval, y cuyo objetivo primario es la destrucción de Israel.
El discurso del Primer Ministro israelí debe ser tomado en serio. No hay duda que su país tiene capacidad para actuar contra el eventual poderío nuclear de Irán, y la voluntad de hacerlo. Ante los pueblos del mundo, ha dicho que el plazo para tomar medidas terminará en el verano de 2013.
El Consejo de Seguridad y la Asamblea General -que ha comenzado elevando su temperatura al rojo vivo- tendrán que pronunciarse de manera clara y efectiva. No les será fácil hacerlo porque, una vez más, empieza a dibujarse en el mapamundi la división ideológica propia de la guerra fría, que parecía cosa del pasado.
Correa y Patiño deben meditar sobre sus devaneos con Irán y dar la importancia que merecen a los intereses legítimos y auténticos del Ecuador.