Olimpiadas y conquista de Marte

En la inauguración de las olimpiadas mundiales, el país anfitrión, Gran Bretaña, creyó oportuno que se conocieran las etapas que definían su decurso histórico. En un país de agricultores el gran salto se dio cuando con un empeño superior a sus fuerzas inició la Revolución Industrial, a partir de la cual todo vino por añadidura. Con apenas una extensión territorial que no pasa de los 250 000 km² (la que tiene nuestro país), se impuso la tarea de constituirse en un pueblo marinero, sus barcos surcaran los océanos en busca de materias primas y mercados para sus productos elaborados. Una razón de Estado, compartida por gobernantes y gobernados. Es así como fue constituyéndose el Imperio Británico, Señor de los Mares, cuya metrópoli fue la depositaria de una portentosa acumulación de capitales. Los ingleses tuvieron la sabiduría de mantener sólidas vinculaciones con su ex colonia los Estados Unidos, tanto que en materia internacional se les ha visto formar un solo frente por sobre consideraciones de todo orden como cuando la guerra de las Malvinas o la invasión a Iraq. De ahí que la desmembración del Imperio Británico, la separación de la India digamos, no le supuso a Gran Bretaña desplome alguno. Se mantuvo de centro de ese inmenso espacio que engloba la Commonwealth. La era del conocimiento, la actual revolución de la ciencia, les llegó a los ingleses en situación de ser protagonistas. También en estas olimpiadas Gran Bretaña no solo que ha demostrado talento y grandes recursos económicos, sino logros sociales y científicos como ese ícono que resulta ser el Hospital de Niños de Londres. Ni rastro de la situación de los obreros ingleses que vio Marx y le llevó a crear un ‘marco teórico’ que les ha conducido a los “desheredados de la tierra” a profundizar sus propias torpezas y contradicciones.

Para que los Estados Unidos hayan iniciado la conquista del espacio exterior, al colocar un vehículo en Marte, a la Revolución Industrial se le debe el haber creado las posibilidades materiales para que sumados el conocimiento científico con los adelantos tecnológicos el hombre vaya llegando a fronteras inimaginables hasta hace poco. Desde el siglo XVIII, una carrera de obstáculos. Son miles de millones de dólares los invertidos en tal proeza. Para el presidente Obama “Esto prueba que incluso las cosas más difíciles no resisten a nuestro voluntad y nuestro ingenio”.

No estoy haciendo un panegírico del sistema capitalista y peor del imperialismo. En otros artículos me he referido a la Guerra del Opio, a la invasión a Iraq y a otras canalladas.

Como no soy de los que cultivan la victimología, lo que sostengo es que también los iberoamericanos deberíamos empeñarnos en superar etapas que nos lleven al desarrollo humano y de ahí a marcas mundiales y a conquistas planetarias.