En los despachos se dice que la cosa va bien. La reserva monetaria en 9 mil millones, el petróleo a 100 dólares el barril, suben las exportaciones, se reactiva la economía, los inversionistas se interesan. La gestión del presidente es buena (65,5%) y la de la Asamblea es mala (98,8%), según datos de Market en el segmento A. El tráfico es un problema, pero con el teléfono y el zoom es casi como estar en el despacho.
En la calle se dice que la cosa va mal. Los precios suben, no hay trabajo, hay tristeza y angustia (60%), desconfianza en el futuro que creen será igual o peor que el presente (50%). La violencia crece y hay miedo. El transporte es caro, lento y peligroso.
Y en los centros de poder (Asamblea, gobierno, partidos) ¿de qué se habla? ¿De lo que dicen los despachos o de lo que dice la calle? En los centros de poder se habla de mayorías y minorías, de reglamentos, plazos, denuncias, chantajes, extorsión, traición y corrupción. Se habla de muerte cruzada, consulta popular y gobierno sin Asamblea. Se habla de la estrategia “Yunda” para permanecer en el cargo, apelando a jueces sospechosos que quieren meter las manos en otras funciones del Estado.
En los centros de poder no se habla de los problemas de la gente. Los políticos tienen sus propios problemas que son más importantes porque son creados por ellos mismos. Ya no son especialistas en resolver problemas sino expertos en crear problemas. Los centros de poder han llevado el país a un callejón sin salida porque ha fracasado el diálogo, todos temen la muerte cruzada aunque hablen de ella y no tienen contenidos para la consulta popular.
A pesar de todo no debemos caer en el pesimismo, tenemos que reinventar el Ecuador, como ha propuesto la revista Forbes a cuatro invitados de lujo. Sin ocultar ni disfrazar la realidad dieron a los asistentes una ráfaga de optimismo pasando por encima de la crisis del momento y hablando de proyectos en marcha, condiciones geográficas y climáticas privilegiadas, ventajas comparativas, en suma de confianza en el futuro.