Gerardo Villacreces Carbo
¿Un Nuevo Sistema de Gobierno?
Víspera del 10 de agosto, en el que se conmemora el 1er Grito de la Independencia, ha resonado un grito en el alma, pero de tristeza, indignación e impotencia ante el fallecimiento del valiente patriota Fernando Villavicencio, junto con el cual agoniza la democracia y la esperanza, justamente en Quito, otrora Luz de América, devenida ahora en tinieblas... Cuando frente al equipo de “seguridad”, quedando en duda si fue negligencia o complicidad, a sangre fría se asesina a un candidato que enfrentó a la corrupción, ya no se puede esperar nada peor… No es confiable el Estado, ni las instituciones, menos aún el sistema electoral, en el que probablemente decidirían los que cuentan los votos; es decir, estamos en un callejón sin salida, emboscados por las mafias y por el socialismo del siglo XXI. ¿Dónde quedó el valiente pueblo de Quito, que en las calles, sin violencia, hacía tambalear presidentes? ¿Será que penosamente nos hemos convertido en un pueblo manso, conducido dócilmente al matadero…? ¿Qué hacemos? ¿Seguir confiando en esta democracia de mentira, en la que deciden mayorías, muchas de ellas alimentadas con la dadiva, resentimiento y venganza?, ¿en la que se asesinan alcaldes, candidatos, y la solución son los desgastados estados de excepción? Einstein brillante pensador, advertía con sentido común que, no esperemos resultados diferentes, si hacemos lo mismo. Continuar haciendo lo mismo, nos encaminará sin duda al despeñadero socialista... No es momento de amilanarnos, ni bajar los brazos; se requiere que despertemos, que abracemos la fe y trabajemos por un Ecuador mejor. Como doctor en leyes, puedo decir que, muchas normas y la constitución constituyen una camisa de fuerza a la seguridad y al progreso, no digamos las enfocadas en los derechos humanos de los delincuentes en detrimento de los ciudadanos. He venido defendiendo el estado de derecho, pero ahora sostengo algo extremo, difícil, pero necesario sino indispensable cuando se ha tocado fondo, amerita romper paradigmas, aceptando que el actual sistema no es la solución ante la magnitud de la fuerza mayor; urge entonces, ante la gravedad inminente de un Estado fallido y acorralado, tomar el camino del mal menor, sacrificar la mano en aras de proteger el resto del cuerpo; así, quizás sea hora de pensar en la instauración temporal de un Consejo Extraordinario de Gobierno (junta cívica civil-militar), compuesto por ciudadanos notables e intachables de altísimo nivel moral e intelectual, que tomen con patriotismo, valentía y determinación las riendas del país - ratificados en consulta de ser el caso- a efectos de rescatar al Ecuador y, volver a tener en el menor tiempo posible elecciones democráticas y confiables, en un país pacífico, seguro y libre...