El mundo atraviesa en los actuales momentos por un periodo de transición y de profundos cambios. El “orden mundial”, imperante desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la desaparición de la Unión Soviética, ya no va más. Eso se hace cada vez más claro a raíz de la reciente invasión de Rusia a Ucrania y, hasta cierto punto, del paulatino ascenso en la escena internacional de China y un grupo dispar de actores que buscan el debilitamiento del orden heredado.
Muy poco han servido las amenazas y sanciones de Occidente para frenar el afán expansionista de Vladimir Putin. De igual modo, el papel del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha sido puesto nuevamente en cuestión, siendo prácticamente nulo e ineficaz. Los intereses de un Estado y el poder de las armas se han impuesto sobre el derecho, las convenciones y tratados internacionales.
Aunque el orden mundial está siempre en constante cambio, se aprecia un giro de un “orden liberal” a uno que tentativamente podría definirse como “desorden antiliberal”. Es decir, estamos atravesando por un periodo de fractura del orden anterior que se caracterizará por el debilitamiento de los Estados Unidos y sus aliados en la esfera global y el ascenso de otros actores que buscan preferentemente restructurar las relaciones políticas y económicas en su propio beneficio. Lo que implica un debilitamiento del orden heredado, sus instituciones asociadas, la cooperación, la transparencia, el Estado de derecho y la democracia.
Estos cambios serán palpables también con el aparecimiento y fortalecimiento de regímenes autoritarios. La influencia creciente de China y Rusia en América Latina, por ejemplo, hará más difícil un giro de países marcadamente antidemocráticos como los de Venezuela, Nicaragua o Cuba.
Tras la invasión rusa el realismo o neorealismo vuelven a tomar vigencia. Es un incentivo para que otros “Estados no liberales” recurran al uso de las armas y soslayen la vigencia del derecho internacional. Este nuevo “desorden” probablemente apunta a un mundo más desigual, inseguro y dividido.