La noticia, por extraña, se suma a las múltiples dudas del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Un sacerdote lo preside.
Aunque José Tuárez recibió el voto de la mayoría de los nuevos integrantes del organismo, su propia postulación y su pensamiento intrínseco se desconocen.
Tuárez proclamó en campaña que lucharía contra la corrupción. El sacerdote dominico fue suspendido por su superior. Aunque sostiene que se trata de una licencia hay quienes lo consideran una sanción.
Hace unos años, cuando el párroco de San Joaquín, Fernando Vega, se postuló candidato a la Asamblea Constituyente la Iglesia lo separó. Esa actividad es incompatible con las leyes de la Iglesia Católica, dijeron en la Arquidiócesis de Cuenca(2007).
Tuárez fue auspiciado por grupos Pro Vida. Ahora se podría esperar el pronunciamiento del nuevo presidente del Cpccs sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. La Corte Constitucional se pronunció al respecto sobre dos consultas y hace un llamado a cambiar la Constitución. La Iglesia se expresó en contra.
Todo un dilema para el sacerdote ( todavía luce alzacuello). Pero tendrá otros retos, aunque la Iglesia termine por separarlo de los púlpitos. El manejo de las mayorías en el Cpccs estará salpicado por las presiones políticas. Aunque se presume que el organismo es ajeno a las políticas partidistas en la sesión de designación se escucharon gritos a favor del líder verde flex que vive en Bélgica. Un toque de atención.
El desafío del organismo será cumplir con el mandato popular. Y además, demostrar su independencia. Su andadura se iniciará en medio de una corriente de opinión contraria a la propia existencia del Cpccs.
La década del poder concentrado y el manejo vertical sacrificó el concepto de participación ciudadana y lo subyugó al manejo caudillista. Fue otro espacio donde los ‘alzamanos’ obedecieron, con honrosas excepciones, los designios de Carondelet.
Un grupo de personalidades se ha planteado la tarea de seguir adelante con el legado de Julio César Trujillo. El fallecido hombre público, aplaudido por la mayoría y vilipendiado por los corruptos del pasado reciente, se disponía a iniciar una recolección de firmas. Su idea era promover una Consulta Popular para suprimir la figura del Cpccs del texto constitucional.
La experiencia nefasta de la década autoritaria muestra que el trabajo del Cpccs no solamente que no fue útil sino que apuntaló un modelo duro y antidemocrático.
Por ahora el nuevo Cpccs -pese a que se opongan los padrinos de algunos consejeros- deberá respetar el mandato de las urnas. La consulta popular del 2018 asignó al Consejo Transitorio tareas de evaluación y designación que deben ser respetadas.
Varios nuevos consejeros quieren revisar ( ¿fiscalizar? ) lo actuado por el Cpccs-t.
La apuesta de Tuárez, Chalá y los consejeros estará atravesada por despejar dudas y evitar que retumbe el grito espetado ayer: ¡Viva Correa!, quien, por cierto, vive lejos.