Nueva era de la automatización

Christopher Pissarides - Jacques Bughin
Project Syndicate

Desde que los trabajadores textiles de principios del siglo XIX destruyeron los telares mecánicos que amenazaban su sustento, los debates sobre la automatización han conjurado escenarios pesimistas sobre el futuro del trabajo. Ahora que estamos frente a otra era de automatización, ¿cuán nerviosos deberíamos estar sobre el futuro de nuestra propia subsistencia?

Un informe reciente del McKinsey Global Institute estima que, dependiendo del nivel de desarrollo de un país, los avances en la automatización exigirán que 3-14% de los trabajadores en todo el mundo cambien de ocupación o mejoren sus capacidades para el año 2030. Aproximadamente el 10% de todos los empleos en Europa han desaparecido desde 1990 durante la primera ola de cambio tecnológico basado en rutinas. Con los progresos en la inteligencia artificial (IA), que afecta a un rango más amplio de tareas, ese porcentaje podría duplicarse en los próximos años.

Históricamente, el desplazamiento laboral se ha producido en olas, primero con el cambio estructural de la agricultura a la industria, y luego con el traspaso de la industria a los servicios. Pero a lo largo de este proceso, las alzas de la productividad han sido reinvertidas para crear nuevas innovaciones, empleos e industrias, lo que genera un crecimiento económico en tanto los empleos antiguos y menos productivos son reemplazados por ocupaciones más avanzadas.

El motor de combustión interno, por ejemplo, arrasó con los carruajes tirados por caballos, pero dio lugar a muchas industrias nuevas, desde las concesionarias de autos hasta los moteles. En los años 1980, las computadoras acabaron con las máquinas de escribir, pero crearon una serie de ocupaciones nuevas, desde representantes de servicios en call centers hasta desarrolladores de software.

Dado que los beneficios económicos y sociales de amplio alcance de las nuevas tecnologías tienden a recibir menos atención que las pérdidas de empleos, vale la pena mencionar que las tecnologías de la automatización ya están demostrando una capacidad para mejorar nuestras vidas.

En una era de crecimiento estancado de la productividad y de poblaciones en edad laboral en baja en China, Alemania y otras partes, la automatización podría ofrecer un impulso económico muy necesario. Una mayor productividad implica crecimiento económico más rápido, más gasto de los consumidores, una mayor demanda laboral y, por consiguiente, una mayor creación de empleos.

Sin embargo, cualquier discusión sobre la automatización basada en la IA también debe tener en cuenta las ansiedades de la población. Si bien las nuevas ocupaciones probablemente reemplacen a las que se perdieron a manos de la automatización, los salarios tal vez se demoren en alcanzar la realidad de una mayor productividad laboral.

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