La sensación era eléctrica. La canción había acabado y sin embargo un mar de personas seguía coreándola. Se trataba del principal concierto del festival parisino Rock en Seine; era domingo por la noche y la larga espera bajo la lluvia derrotó el ánimo de muchos. Por lo que ese mar de público cantante estaba compuesto únicamente por quienes verdaderamente estábamos necesitados de rock.
De golpe, toda la masa se silenció. “Con un grupo de canadienses pusimos un video en Internet en donde reportábamos la falsa noticia de la condonación de la deuda a Haití por los franceses. Deberían verlo, porque históricamente Francia ha sido una ‘ con Haití; y esto sería lo mínimo que podrían hacer”. Esta fue, grosso modo, la frase con la que el cantante de Arcade Fire puso el dedo sobre la boca de la gente.
El silencio duró unos tres segundos, tras los cuales de la masa de franceses se escucharon algunos piropos galos del estilo “¡va te f… f…!” “¡espèce de cretin!”. A mí me encantó el comentario, y me sumé a otros que tímidamente lo aplaudimos. Por supuesto, después de un par de canciones el público se sedujo nuevamente e idolatraba al grupo.
En otra parte del mundo, en la provincia canadiense de Saskatchewan, la millonaria empresa PotashCorp se queja amargamente del intento de ser comprada de forma hostil por la minera anglo-australiana BHP Billinton.
El potash es un fertilizante importante que se exporta esencialmente a países agrícolas en vías de desarrollo que producen cereales. Canadá es uno de los productores más importantes del mundo de potash y Canpotex -el cartel de exportadores de potash canadiense- controla 30% de las exportaciones mundiales.
En caso de que BHP logre adquirir PotashCorp, este cartel perdería enormemente su poder en el mercado mundial. Para evitar que esto ocurra, el gobierno regional y estatal canadiense se han pronunciado dispuestos incluso a enmendar reglamentos y normas de permisos.
Frente a esto, un prominente profesor francés, Frederic Jenny, publicó una carta el miércoles en el Financial Times. En ella él recuerda cómo Canadá ha sido uno de los países más críticos en contra de los carteles y cómo este país ha respaldado continuamente las iniciativas en la OMC para evitarlos.
Pero además recuerda los efectos del poder del cartel canadiense de potash. Este ha manipulado los precios del potash mundial para mantenerlos altos, reduciendo su producción. Cosa que ha afectado la producción agrícola de muchos países pobres, e incluso ha tenido una incidencia importante en la generación de la crisis alimentaria del 2007 y 2008.
Ambas críticas son válidas y necesarias. Pero en su conjunto ilustran el hábito que tenemos de ver en otros los defectos mientras nos cegamos frente a los nuestros.