Ecuador es un país herido. Montañita, uno de los balnearios más conocidos en el mundo sobre todo para los jóvenes, fue escenario de un nuevo acto oprobioso de la delincuencia organizada.
Los videos que circulan por redes sociales sobre este hecho son estremecedores. En este hecho, murieron personas que habían ido a este pueblo costero de la provincia de Santa Elena para pasar un buen momento en la playa. Su infortunio fue estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Al parecer, el objetivo fue atacar a un miembro de una banda criminal y que era el brazo de derecho de su líder. Pero ahora familias lloran a sus muertos.
Ahora que el país está atravesando una crisis institucional y se avecinan elecciones, se barajan nombres de aspirantes a la Presidencia de la República y a la Asamblea. Y sin duda el tema de la inseguridad será lo que predomine en la campaña. Y habrá acusaciones a uno y otro sector político por las muertes en el país.
Se aboga que los líderes políticos tomen en serio el tema de la seguridad. No es posible que todos los ecuatorianos sin excepción corran peligro por salir a la calles, por querer ejercer una vida con un mínimo de dignidad y que se les garantice el derecho sagrado de recorrer el país en libertad y seguridad.
Ecuador no puede llorar diariamente a sus muertos. Que los políticos lo entiendan y lo asuman con seriedad.
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