Me entretiene enormemente oír al ala dogmática de la izquierda hablar de neoliberalismo porque, en el fondo, no tienen la más mínima idea de lo que están diciendo. Para ellos, “neoliberalismo” es una palabra “talla única” que resume y condensa todo lo malo de este mundo.
Dentro de las afirmaciones absurdas que suelen hacer sobre el tema, la que menos sentido tiene es aquella de que “el neoliberalismo produjo el salvataje bancario”. Juntar la crisis de 1999 y el neoliberalismo es como juntar a Rafael Correa con la austeridad fiscal. Simplemente no van juntos.
El neoliberalismo es una doctrina política y económica que aboga por una reducción de la presencia del Estado en todos los aspectos de la sociedad y, con especial énfasis, en la economía.
Para muchos problemas, la respuesta neoliberal es “pues que el sector privado se encargue del tema” y para las crisis bancarias esa también es la respuesta. Por lo tanto, si un banco quiebra, la respuesta (puramente neoliberal) sería encargar al sector privado de su manejo.
¿Cómo se puede hacer eso? Muy sencillo, dirían los neoliberales, si un banco quiebra pues hay que dejar que los depositantes se peleen con los accionistas y con los deudores del banco y busquen la manera de recuperar sus depósitos. Esa sería, insisto, la respuesta 100% neoliberal a una crisis bancaria.
Veamos ahora nuestra horrible crisis de 1999. Recordemos que los bancos empezaron a caer desde mediados de 1998 y que a fines de ese año se creó la AGD con una garantía ilimitada a los depósitos. La idea era que, en el caso de un quiebra bancaria, esa institución pague a los depositantes y cobre a los deudores. La idea era que el Estado solucione el problema.
En otras palabras, se estatizó la pelea: en lugar de que la bronca sea entre depositantes y deudores (como sería la receta neoliberal), se creó dos peleas, una entre el Estado y los deudores y otra entre los depositantes y el Estado. Los neoliberales privatizan, mientras que el manejo de la crisis bancaria estatizó. Nuestra crisis de 1999 fue muy mal manejada, pero su manejo no fue neoliberal. Con seguridad se puede encontrar muchos calificativos negativos para describir lo que se hizo en esos años de pesadilla, pero definir una estatización como “neoliberal” es no saber lo que se está diciendo.
En los años 90, Estonia tuvo una crisis bancaria en la que el gobierno vio caerse los bancos y no hizo nada (al menos no inyectó recursos para salvarlos o para pagar a los depositantes). Independientemente de si lo que pasó en ese país báltico fue bueno o malo, esa sí fue una respuesta neoliberal. Lo nuestro fue una respuesta mal hecha en un momento de desesperación cuando ya se caía todo el sistema. Por lo tanto, “la noche” no pudo ser neoliberal. Y eso, bajo el supuesto que la famosa noche haya sido una noche.