El Gobierno está discutiendo una reforma tributaria que busca generar USD 350 millones adicionales por impuestos. La justificación es que se necesita recursos para financiar un aumento del gasto de 400 millones para la emergencia de salud. Hay tres razones por las cuales esa reforma no debería hacerse. Al menos tres razones.
La primera razón es porque el Gobierno tiene los recursos como para financiar el gasto adicional en salud. Es solo cuestión de ver cómo crecieron los gastos del Régimen en el último año. Según el Observatorio de Política Fiscal, entre el primer trimestre de 2010 y el primer trimestre de 2011, el gasto público aumentó en USD 1 100 millones.
Si el Gobierno es capaz de aumentar su gasto en una cantidad tan grande en solo un trimestre, significa que no está apretado en recursos y que bien podría haber dedicado algo más de la tercera parte de sus gastos adicionales de un trimestre a financiar lo que quiere hacer en salud en un año.
No, la falta de recursos no es una buena excusa como para hacer la reforma tributaria.
La segunda razón es que la emergencia de la salud no requiere de un gasto tan grande (en términos relativos). Para este año, con las últimas reformas, el Presupuesto General del Estado (PGE) será de casi USD 27 000 millones. Eso significa que el gasto adicional por la emergencia de salud es escasamente el 1,5% del gasto total del PGE.
En otras palabras, si el gasto en las demás áreas del presupuesto se reduce en 1,5%, la emergencia está financiada.
Cualquier empresa y cualquier persona que haya manejado presupuestos alguna vez en su vida sabe que reducir el gasto en 1,5% no es un sacrificio para nadie. Por lo tanto, el volumen de recursos requeridos para la emergencia es otra razón para no hacer esta reforma.
La tercera razón es que el gasto público ya está en niveles muy altos. El PGE contiene los gastos de lo que se conoce como “Gobierno Central”. Según la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas, el Gobierno central del Ecuador es el más grande en toda América Latina, después de Cuba. Por lo tanto, lo lógico es que si hay una emergencia se la financie con los recursos que ya existen y no con recursos adicionales.
Varias otras razones hablan contra el aumento de impuestos. Por ejemplo, es criticable que se reviva propuestas arcaicas como las aplicadas por muchos gobiernos que en el siglo XX necesitaron más recursos. La vieja práctica era ponerles más impuestos a los cigarrillo, los licores y los autos. Práctica tan antigua como los estancos de la colonia.
Por más que una práctica arcaica se vista de verde, sigue siendo arcaica. Y sigue siendo una manera de conseguir más recursos para el segundo gobierno más gastador de la subregión, que, encima, tiene déficit.