Entre los más fanáticos aficionados a los toros, corre como un dogma de fe esa afirmación de que ‘no hay quinto malo’ cualesquiera que hayan sido las vicisitudes previas que hubieran sucedido en la corrida de esa fiesta brava.
Pero de pronto esa afirmación se ha puesto en entredicho, cuando hace pocos días el empresario Álvaro Noboa Pontón anunció desde Guayaquil, su decisión de correr como precandidato para las elecciones presidenciales del próximo año y se recordó simultáneamente que es la quinta ocasión que aquello sucede en el escenario de la vida ecuatoriana.
Para dar más firmeza a la decisión, Noboa Pontón publicó este fin de semana un manifiesto que equivale al resumen de las líneas básicas sobre las cuales basará su campaña. Allí ofrece un nuevo Ecuador con educación especializada; también un país que rinda culto a la libertad de pensamiento y de expresión; que defienda la libre empresa, el estímulo a las inversiones extranjeras y el logro de la riqueza para todos los moradores de nuestra nación.
Asevera enseguida Álvaro Noboa que en elecciones libres le ganó al economista Rafael Correa, cuando la primera vuelta del año 2006. Pronostica que el actual Mandatario “seguirá usando al Servicio de Rentas Internas (SRI) para conseguir la quiebra de la Exportadora Bananera Noboa e impedir que se defienda en las cortes”.
Sostiene que Correa controla la totalidad de los tribunales electorales, atemoriza a la prensa e impide que se inscriban los movimientos y partidos políticos en los registros del caso, lo que llevaría a nuestro país hasta farsas de los comicios como ocurre en Cuba, Siria y Corea del Norte, donde el “único candidato fijo ganador es el Jefe de Estado”, mientras se promueve a figurones de la política, para dar la impresión de una supuesta democracia.
Entretanto expresa que el Ecuador sigue pobre y atrasado, pero que no hay mal que dure cien años ni pueblos que puedan vivir de rodillas y sumidos en la pobreza y el atraso perennes.
Por supuesto solo el dictamen de la propia conciencia individual señalará si un balance tan catastrófico tiene o no asidero en la realidad presente del país, pero si el caso fuera afirmativo, no parece la más atinada estrategia para derrotar a Rafael Correa, el surgimiento de iniciativas individuales y desconectadas entre sí, sino justamente lo contrario, es decir la formación de un gran frente común, resultante de un plan mínimo de gobierno y la renuncia de criterios parcializados y aspiraciones individuales.
Si bien no cabe que se atropellen normas y procedimientos acerca de ecuatoriano alguno, lo cierto es que el manifiesto del señor Álvaro Noboa tiene una clara debilidad en la vinculación con la particular controversia en torno de los impuestos de la bananera, en vez de basarse sobre propósitos de mucha mayor generalidad.