No gracias, Mercosur
Con referencia a una adhesión a Mercosur, el presidente Correa informó que “hemos sido invitados, nos sentimos honrados y estamos analizando la propuesta”.
Una declaración cortés, como corresponde a una amigable invitación. Pero a su vez sin comprometerse; unirse a no a Mercosur merece un profundo análisis.
La mayor atracción es sumarse a un bloque al que están integrados todos los países de Hispanoamérica sin TLC con EE.UU. Mercosur se perfila como una opción de integración que excluye a EE.UU. y Canadá, el tipo de integración que prefiere el presidente Correa, que rehusó firmar un TLC con los EE.UU.
Además, es adherirse a otra organización que aglutina a los países sudamericanos, siendo este un objetivo en el que el presidente Correa desempeña un papel protagónico, en particular en lo que respecta a Unasur.
Pero esos beneficios quedan opacados por los costos de unirse a Mercosur.
En primer lugar, estaremos aislados. La posibilidad que los pequeños productores puedan vender sus productos cruzando las fronteras no existe, puesto que nuestros dos vecinos no son miembros. Hoy Mercosur, con la incorporación de Venezuela y Bolivia, es un cuerpo compacto de todos los países de Suramérica excepto los que dan al Pacífico. Ecuador sería la excepción.
Ese sería el mal menor. Lo más grave es el arancel externo común (AEC) de Mercosur. Es un arancel proteccionista de insumos y materias primas. Lo que hace sentido para Brasil y Argentina, dado su nivel de desarrollo industrial. Pero no así para Ecuador, que carece de industria básica.
Con el AEC de Mercosur, los costos para la industria nacional aumentarían y la barrera para el ingreso de manufacturas se reduciría selectivamente a favor de las argentinas y brasileñas.
Esto ya lo vivimos con la CAN. La adopción del AEC andino nos perjudicó, puesto que privilegió a los bienes colombianos y venezolanos mientras que nuestras ventas a esos países crecieron muy poco, ocasionándonos un enorme déficit comercial. Solo cuando se puso el AEC en congeladora, la CAN pasó a sernos beneficiosa.
Con Mercosur, las perspectivas que la adhesión estimule nuestras exportaciones son casi nulas, puesto que ya tenemos acceso preferencial al mercado. Argentina y Brasil aplican medidas para-arancelarias para bloquear las importaciones que no les interesa, entre las que se encuentran todas las nuestras.
En lo que va de 2012, Mercosur solo compró el 1,1% de nuestras exportaciones, mientras que nosotros les compramos el 6,3% de nuestras importaciones, e incurrimos en un déficit comercial de USD 937 millones. Si Mercosur nos comprase la mitad de lo que nosotros les compramos a ellos, tendríamos superávit comercial en lugar de déficit. La respuesta a la invitación a sumarnos a Mercosur: gracias, pero no gracias.