Propaganda es, según el Diccionario de la Lengua Española, “la acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores”. Publicidad es definida como el conjunto de medios utilizados para divulgar “o extender la noticia de las cosas o de los hechos”. Adentrándonos en el tema de la propaganda política, Rodrigo Borja la define como “el arte de promover sistemáticamente una idea política, un partido, una creencia, una persona o una causa de interés público, por medios publicitarios, para lograr su aceptación general”.
La invasión de propaganda, a través de todos los medios publicitarios que el Poder Ejecutivo puede comprar, es peligrosa. El propio Hitler en 1924, es decir, unos cuantos años antes de iniciar la Segunda Guerra Mundial, dijo “La propaganda es un arma verdaderamente terrible en manos de un experto”. Usted, gentil lector, conoce lo ocurrido con el aparato montado por los nazis durante su régimen. En 1945, en el Tribunal Militar Internacional de Nüremberg, los juristas tuvieron una discusión con el objeto de determinar cómo las palabras, llenas de odio pronunciadas por el Líder, contribuyeron a crear un clima en el que la población, sobre todo la de menor cultura y educación, respaldó y toleró la violencia masiva, fundamentalmente, contra un grupo de gente.
Existe una relación directa entre la propagada ordenada por Hitler y su ministro de información, y la violencia desatada en la Alemania de esa época. Las palabras y discursos pronunciados por el Líder dieron como resultado agresiones, persecuciones y odio en contra de parte de la población.
Una de las lecciones que el caso de la Alemania nazi dejó para la humanidad, fue que la propaganda, en manos de expertos como lo dijo el propio Hitler antes de iniciar su locura planetaria, es un arma terrible. Es interesante resaltar lo que el Holocaust Memorial Museum de Washington pregunta respecto a la actitud nazi: “¿Qué tipos de propaganda son los más problemáticos? ¿Cuál es la mejor forma de poner al descubierto y hacer frente a los mensajes engañosos?”.
La propaganda política ordenada por ciertos dirigentes es, sin lugar a duda, información parcializada cuyo objetivo es influir en la opinión pública, en su comportamiento y en su actitud frente a gente que no acepta al líder ni a su plan de gobierno. Es necesario puntualizar que el poder de la propaganda depende, básicamente, de la técnica que emplean; del mensaje que emiten; del momento en que se la pone al aire; y, del tipo de audiencia a la que va dirigida.
Los nazis emplearon verdades a medias, omitieron información de manera selectiva, actuaron sobre las emociones, atacaron a los oponentes. Todo esto por medio de emisiones radiales (no había televisión), juguetes, desfiles. ¡No es coincidencia!