Antes de que me digan incongruente, porque desde un principio apoyé el sistema que lleva el nombre de este titular y se vaya a creer que cambié de opinión, aclaro que este es el nombre de un programa que se transmite en radio Sucesos y en un canal que lleva el mismo nombre, pero en UHF y con el número 73 en TV Cable.
Antes de entrar en materia aclaro también que no estoy de acuerdo con el actual horario del pico y placa porque es insuficiente, debe prolongarse por 12 ó 24 horas, caso contrario, el estresante tránsito de la capital pudiera hasta matar de los nervios a cualquier conductor, por sensato que parezca.
El programa ‘Ni pico ni placa’ cumplió recién un año y prácticamente la única difusión que tiene es por intermedio de Twitter, ya que los dos visionarios que lo conducen, Rafael Lugo y Óscar Vela, manejan a la perfección esa poderosa herramienta de comunicación.
Lo observé, aunque no completo, cuando entrevistaron a Estefanía Espín para hablar de comunicación, de su corta pero fructífera trayectoria en la televisión nacional. Y todo en torno a una copa de vino, característica predominante de la sencilla escenografía.
El segundo programa que presencié, que era el último del año, lo pude apreciar con más atención y entender mejor el concepto central: hablar de literatura, de poesía, es decir, de libros. El libro, que cada vez parece más alejado de nuestras prioridades, ocupa un espacio esencial.
Óscar Vela, de manera didáctica y sencilla, recomienda las más recientes publicaciones de las empresas editoras, en tanto que Rafael Lugo mantiene una comunicación interactiva y multimedia con los televidentes. Se trata de un programa muy contemporáneo, me atrevería a decir que inédito, pionero en el país.
El formato del programa es sencillo, al menos eso es lo que mostró la semana pasada cuando, además, tuvo el acierto de invitar a Xavier Vizcaíno, un consultor de alto nivel intelectual, tuitero a tiempo completo, irreverente, irónico con los políticos, escéptico de los eslóganes y de tanto mensaje redentor que abruma y que aburre.
Parecería que el personaje invitado nació junto con la era digital y con los aparatos electrónicos. Lee bastantes libros, pero en un formato especial y en un aparato denominado Kindle, que cumple las mismas funciones de un texto de papel, pero hasta la hojeada es digital porque en vez de decir que la lectura está en la página equis, se señala el porcentaje de lo que ha leído.
Me atrevería a decir que el programa ‘Ni pico ni placa’ representa la ruptura de la televisión tradicional, el recambio generacional que tanto se necesita. Frente a la escasez de foros, debates y programas que no sean políticos, ‘Ni pico ni placa’ se constituye en una alternativa al tedio, a la monotonía, a la frivolidad que abunda en la televisión local.