Por una ‘riqueza’ que crece, por obra y gracia de autoridades (pero no en la realidad), pueden surgir nuevos ‘pelucones’ por la cuantía de sus bienes. Explico: ‘pelucón’ era una palabra despectiva, endilgada a los miembros de la nobleza europea de la época de los reyes, quienes solían usar peluca. Imitadores criollos endilgan hoy ese despectivo a la gente de mucho dinero, aunque no usen peluca, ni hay Rey a quien rendir homenaje.
Si de riqueza económica se trata, mucho ecuatoriano de clase económica media (no alta, sino a la baja) sería un pelucón a fin de pagar más impuestos. Un ejemplo de carne y hueso: el esposo trabajando hasta 16 horas por día y seis días a la semana (pues tener dos trabajos antaño era posible); y una joven esposa que ahorraba al máximo y también trabajaba, adquirieron una casa barata del Seguro Social. Prosperaron. Luego adquirieron un lote de terreno en el sector norte de Quito y con la venta de la casa del Seguro (que antes sí era seguro) en ese lote, con préstamo adicional del Seguro Social, –que seguía siendo seguro- construyeron lo que llamaban la “casa de sus sueños”.
Siempre prosperando, aunque modestamente, hace 47 años compraron un terreno en Tumbaco. La zona aumentó en población y servicios, pero había que pagarlos y se los pagó, como por ejemplo la apertura de la calle del frente, que hizo el Consejo Provincial con tractor, fiesta y discurso del señor Prefecto, asegurando que era una obra de servicio “al noble pueblo” (años después -mediante coactiva- cobraron el valor).
En los últimos años, el “avalúo” municipal ha crecido, lo cual es explicable porque los dueños indujeron a dos hijos a que construyeran su casa en el mismo lote. Las tres casas son modestas. Esto sucedió hace 30 años y ahora ya están bastante usadas.
Cuando la pareja cumplió 60 años comenzó a guardar dinero “para la vejez”, pero los “salvadores” de turno condujeron al desastre económico del año 2 000 y sus ahorros “para la vejez” se esfumaron.
A partir de entonces recomenzaron la tarea de ahorrar, esta ocasión con más urgencia, porque la vejez se venía encima, con todas sus secuelas y costes particularmente en la salud, sin que su patrimonio haya aumentado un ápice. Por el avalúo municipal, los dueños de este predio están al borde de ingresar a la categoría de pelucones económicos, pues el año anterior 2009, tal avalúo fue de 357 000 dólares; y en el año 2010, lo elevaron a 484 000, es decir 127 000 dólares en un solo año, con lo que los impuestos a pagar también aumentan. ¡Maravillas de nuestro Ecuador del “buen vivir”, dirigido por munícipes de mentes claras, manos limpias y corazones ardientes¡. Pronto vamos a formar filas con los pelucones, aunque en la última categoría, si solo un terreno vale cerca de medio millón de dólares. ¿Qué tal, candidatos a ‘pelucones’?