¿Nadine vs. Keiko?

¿Qué no le pasa al presidente peruano Ollanta Humala con sus familiares? El papito Isaac y sus hermanos Ulises, Antauro, Pachacútec e Ima Súmac son opositores, por si acaso, pero su esposa Nadine Heredia es todo lo contrario y algo más. No solo funciona como su brazo derecho y ministro sin cartera sino que la prensa y el populacho andan diciendo que ella tiene los ojos puestos en la Presidencia. Así las cosas, talvez nuestro estimado vecino del sur sea en el 2016 testigo de un superduelo femenino por el poder, con Keiko Fujimori y Nadine como las protagonistas. Para comprar palco, cholitos.

La historieta de los Humala es singular. El padre, don Isaac, hoy de 82 años, nativo de Ayacucho, se pronunció como un admirador del imperio incaico y del mestizaje. “Cuasi socialista”, dijo alguien y él confesó que educó a sus hijos -a todos- con la consigna de “llegar al poder”. Dos de ellos -Ollanta y Antauro- ingresaron al colegio militar mientras papito Isaac pensaba secretamente que esa era la fórmula más rápida para trepar -mediante un golpe- al Palacio de Miraflores. En efecto, los dos dieron sus respectivos “golpes militares” y fallaron. Antauro fue a dar en los calabozos con una condena de 20 años, porque en su caso hubo muertos y heridos. Ollanta fue amnistiado e ingresó a la política, perdiendo frente a Alan García en el 2006 en su primera postulación. Para el 2011 cambió de fórmula. Se alejó del chavecismo venezolano y se aproximó con éxito al modelo de Lula.

El ‘caso Nadine’ es interesante y con sabor. La esposa (36) es 14 años menor y tienen tres hijos. Ella estudió comunicación y sociología. Desde el golpe y la primera candidatura siempre estuvo muy junto a Ollanta, sin ocultar su interés por la política y por su papel de asesora mayor del Jefe, con la sonrisa en los labios y dedicando espacios especiales a la infancia. Más aún, lanzando mensajes por el Twitter, y exhibiendo más su peso en la esfera del poder. Con la circunstancia de que puso a un lado sus jeans de la campaña y se presentó cada vez más elegante y arreglada, mereciendo en este rubro los comentarios de simpática y hasta guapa, todo hasta ser considerada la postulante oficial para el 2016. No faltó una negativa suya, aduciendo que la Constitución es un obstáculo, pero dio una sorpresa cuando en agosto un periódico -La República- publicó que su aceptación pública había llegado a un sorprendente 62 por ciento. Poco después doña Nadine subió al avión presidencial y voló hasta Brasilia, con 26 acompañantes, para dialogar con la presidenta Dilma Rousseff. Armando todo un barullo, de paso, con nuevos chismes.

Ollanta es más bien discreto y habla solo lo necesario. Afronta problemas en un país difícil, especialmente en el sector de la minería, y allí choca con los Humala, mientras acepta con fe el apoyo total de Nadine. Va con un 42% de aceptación. En el 2016 se verá quién le sucede. Ella o Keiko.

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