Sebastián mantilla baca smantilla@elcomercio.org C on la aprobación de la nueva Constitución de la República en el 2008, el Ecuador entró en un proceso precipitado y brusco de cambio. A más del giro hacia un modelo tecnocrático, reformista y con fuerte presencia de lo estatal, se aprecia una fuerte tendencia a la concentración del poder político desde el Ejecutivo.
Esta tendencia se siente en la actual campaña electoral. El Presidente de la República, en este afán de controlarlo todo, ha desplegado todos los esfuerzos y recursos posibles para asegurar que los candidatos de Alianza País se hagan con la mayor parte de las dignidades en disputa. Para ello, se ha desplegado una estrategia de campaña en donde prácticamente la figura más visible ha sido el presidente Correa, convirtiéndose prácticamente en el gran elector.
No hay provincia, municipio o parroquia donde los candidatos de Alianza de País aparezcan solos. En casi todas las vallas y material publicitario está la imagen de Correa, la foto del candidato local y un eslogan simple y vago que dice “vota todo, toditito 35”.
El hecho de decir “vota todo, toditito 35”, a más de ser general, sin identidad, lejano a las demandas propias de cada territorio y nulo en términos de visibilizar la imagen de los candidatos locales, evidencia claramente un intento por nacionalizar la política.
Esto ya se ha dado antes pero lo que se quiere en esta ocasión es consolidar esa tendencia electoral. En 2009, en las elecciones para alcaldes Alianza País tuvo una votación del 32,5 por ciento, seguidos del PRE con 13,5 por ciento, la ID con 11,7 por ciento y PSP con 4,5 por ciento. En las elecciones de ese año para prefectos, Alianza País obtuvo una votación del 39 por ciento, seguido de Pachakutik con el 17,3 por ciento y PSP con el 13 por ciento.
Además, resulta interesante observar que, a más de utilizar un mismo eslogan, en el caso de Alianza País se ha reproducido en lo local el caudillismo, clientelismo y populismo que ha existido siempre a escala nacional. Buena parte de las prácticas políticas de las viejas estructuras se han montado sobre las nuevas.
Por ejemplo, esto ha hecho que una conocida figura del roldosismo como es el Prefecto de El Oro, terne ahora por Alianza País.
Estos aspectos me llevan a afirmar que, aunque existe ahora un mayor peso de lo nacional sobre lo local en términos políticos y electorales, no sé hasta qué punto pueda incidir en los resultados de las elecciones en ciudades como Quito, Cuenca, Ambato o Ibarra. En Guayaquil parece que las cosas ya están dadas.
Pese a que se puede ver una evidente tendencia hacia una nacionalización de la política, con una fuerte influencia de lo central sobre lo local, habrá que ver qué pasa en las próximas elecciones.
¿Hasta qué punto el Ecuador es diferente de años pasados? ¿ Vivimos momentos de un retroceso y debilitamiento de lo local?