El empecinamiento del presidente Trump para la construcción de un enorme muro en la frontera con México, para evitar el paso de migrantes ilegales, recuerda que aún existen obras similares íntegras o vestigios de otras realizadas a lo largo de la historia, de las cuales se destacan la Muralla de China, la más grande del Mundo; el funesto muro de Berlín, de ingrata memoria; y el Muro de los Lamentos, en Jerusalén, ante el cual oran y depositan sus peticiones miles de peregrinos.
Ante la oposición de la Cámara de Representantes estadounidense a la exigencia del Primer Mandatario de que autorice una asignación de USD 6.000 millones para la realización de dicha obra, declaró emergencia nacional, hace pocos días, para acceder a dichos fondos, pero los líderes demócratas consideran ilegal dicha decisión y anunciaron que apelarán ante las instancias judiciales para que desautoricen tal pretensión presidencial, crucial asunto que está en compás de espera.
Además, esa cantidad sólo permitiría la realización de un tramo del controvertido muro, ya que, según el Secretario de Seguridad Nacional, la frontera tiene 3.180 kilómetros de longitud y la ejecución de dicho proyecto costaría USD 21.600 millones. Desde luego, hay que anotar que la obsesión del Mandatario tiene opositores dentro y fuera de su país y respaldo de estadounidenses, algunos de ellos de evidente tendencia xenofoba, que consideran que los migrantes sin papeles les hacen competencia desleal en sus actividades y causan problemas, lo cual tiene algo de verdad.
El más reciente de los muros, famosos que registra la Historia fue aquel el que construyó la Unión Soviética para frenar el éxodo masivo de habitantes del sector que le correspondió en Berlín luego de la Segunda Guerra Mundial. Tenía 156 kilómetros de longitud . Algunos tramos eran conocidos como “franjas de la muerte”, pues, se complementaban con profundas fosas, sistema de alarma, torres de vigilancia y patrullas militares móviles con perros amaestrados. Hubo más de cien víctimas por intentar burlar tan diabólicas medidas de seguridad . Masivas manifestaciones de protesta obligaron al derrocamiento de esa trampa mortal el 9 de noviembre de 1989, lo cual se permitió el paso libre y la reunificación de Alemania.
Se afirma que la Gran Muralla China tiene 21.196 metros y su constrrucción demoró más de 1.800 años, y que trabajaron miles de obreros y soldados. En realidad se trata de trechos de murallas unidas entre sí, erigidas como protección frente a sus enemigos.
El Muro de los Lamentos, en Jerusalén, por ahora es tan sólo un vestigio sagrado del templo construido por los judíos y destruido por los Romanos, en el año 70 de la Era Cristiana.
Es oportuno el pensamiento del Papa, que coincide con gran parte de la humanidad: “El mundo necesita más puentes y menos muros”.