Dicen que ya cayó el Muro
El 9 de noviembre por la tarde un funcionario transmitía un mensaje por radio y televisión: el Régimen aflojaba amarras.
Era la víspera de la caída del Muro de Berlín. El 10 de noviembre la férrea barrera, que separó de forma radical y brutal a dos partes de Berlín, se derrumbaba poco a poco.
Este fin de semana se cumplen 25 años de un hecho que cambió el rumbo de la historia. Recordar la ligereza con que se transmitió la noticia de la mano de Vladdo, en su artículo de diario El Tiempo (GDA), nos remite también al impacto que suponían los medios de comunicación en aquella época, ayuna de celulares, redes sociales y ya superada aquella de las señales de humo.
Lo primero que hay que recordar es que el ‘Muro’ no se cayó solo. La perestroika y la glasnost (reconstrucción y transparencia) que trajo a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética y Presidente de la URSS fue letal para el sistema y para la propia URSS y sus satélites.
Recuerdo con nitidez una entrevista (Radio Quito) con el último Embajador de la historia de la República Democrática Alemana en el Ecuador, al comentar el contundente y sabio discurso de Gorbachov y la posibilidad de que la RDA (el país más adelantado de aquellos de la ‘Cortina de Hierro’) algún día cambiase de sistema. Mis preguntas, cautelosas, eran replicadas con aún más tinosas reflexiones del diplomático. A los pocos días, el Muro de Berlín se precipitaba al suelo y la historia cambiaba.
Cinco años después del histórico suceso recién conocí Berlín. Fuimos con un grupo de periodistas, en una invitación de la Cámara Ecuatoriano-Alemana. Aún estaban frescas las huellas del ‘Muro’. Había partes intactas, otras servían de tramoya para acompañar las millones de fotografías de los turistas y estudiosos. El famoso Checkpoint Charlie (una de las garitas militares que servían de frontera artificial y militar entre Berlín Occidental y Berlín Oriental), quedaba como testimonio para la historia.
Allí, a pocos metros, el Museo del ‘Muro’ recogía centenas de testimonios de intentos de fuga, alemanes del Este asesinados o capturados en sus escapatorias y un cúmulo de historias personales, cada cual más dramática, que ilustraban el horror.
La percepción entonces, cinco años después, es que en (‘Berlín todavía hay un Muro’). Fue el título de un artículo en esta misma columna publicado en 1995.
Desde la vestimenta, algunos automóviles, hasta las edificaciones, eran la huella de la marca que dejó la división pactada por los vencedores de la II Guerra Mundial.
Mucha agua ha corrido bajo el puente. Berlín volvió a ser capital de la Alemania unificada dejando a Bonn como un episodio de la historia y la anécdota.
Hoy, el debate sobre el socialismo real y utópico, que se derrumbó y la idea de la libertad persiste. Hay otras construcciones políticas que amplían la infinita disputa.
El mundo todavía no alcanza el sueño de ser mejor, justo y libre. Humano, en suma...