La costumbre del “palo ensebado” es común en nuestro Ecuador. Los premios colocados en su cima, son tentación para los muchachos que se proponen llegar a ellos. Pero el palo está cubierto de sebo y cuando la persona sube un trecho, resbala y vuelve al sitio inicial.
Esta figura es aplicable en la cuestión tributaria con sus sanciones económicas, a veces excesivas, que cobran autoridades del Gobierno y del Municipio, por ley.
En el año 2010 emitieron una ley ordenando que todo aquel que tenga un patrimonio superior a 200.000 dólares (US 400.000, si tiene pareja) debe presentar una Declaración.
Se sospechó que el objetivo era controlar a los ricos e impusieron una multa de 1.500 dólares si no la presentan.
Pero veamos qué sucede con una persona de clase media. Se trata de una propietaria de terreno que, hace 40 años, costó 40.000 sucres. Al cabo, decidió habitarla y construyó, hace 33 años, una casa más bien modesta. Madre y padre impulsaron a sus hijos para que construyan allí sus viviendas. Lo hicieron dos. La zona creció y, por supuesto, el avalúo municipal. Para declarar el patrimonio, necesariamente debió acudir a persona experta, pues ya entró en uso el internet.
En el año 2012 comunicaron que la declaración del 2010 no satisfacía y con aclaraciones y todo, el SRI la aceptó; pero no la liberó de una multa de 200 dólares por “declaración atrasada”. El experto –y el dueño del predio- se han descuidado en los años 2011 y 2012. Por el año 2011, impusieron una multa de 1.500 dólares. Y en el año 2012, aunque alcanzó a declarar, por fuera de plazo otra multa de 200 dólares. Total: 1.900 dólares, como dirían algunos políticos “de un solo toque”.
La víctima de las multas es una mujer de 80 años de edad que no entiende de tecnología. ¿Cuántos miles de ecuatorianos con pequeño patrimonio estarán en situación similar? ¿Eso es “revolución”? Las multas llueven: por no haber informado el pago, ya hecho, de sobresueldos laborales; por atraso en el aporte al Seguro Social; por atraso en el pago de servicios básicos; si olvidó el pico y placa; si estacionó mal el vehículo; si se atrasó en la matrícula, etc. etc. etc…
Mientras una persona de fortuna puede pagar la multa de 1.500 dólares, una sanción similar impide que los de clase media económica prosperen y que con ellos se repita el caso del palo ensebado.
Conclusión: ¿mejor ser pobre; no cumplir la ley y, si le descubren, siempre buscar una manera de “arreglar” y superar el problema?.
Que la ley dispone y el funcionario solo la aplica, cierto. La injusticia proviene de la mayoría de “alza manos” de la Asamblea que la aprueba.
Si algún candidato ofreciera revisión completa de la excesiva e injusta telaraña de impuestos, multas, sanciones, etc. podría obtener miles y miles de votos de los agobiados ecuatorianos de la clase media.