En la enmarañada red Twitter, en la que confluyen a toda velocidad las ideas, los debates, algunos profundos y otros superficiales, no se llegó a ninguna conclusión respecto del sugerente título de la última novela de Arturo Pérez Reverte: ‘Hombres buenos’, editorial Alfaguara, 2015. La discusión giraba en torno al adjetivo usado por el autor del libro, ¿se trataba de un oxímoron, de un pleonasmo o de ninguno de los dos?
En la misma red, el escritor español sorprendió al escribir: “El Corte Inglés me ha puesto al lado de Olvido Hormigos. Les agradecería que no me la pongan encima”. La escritora Hormigos, exconcejala del Partido Socialista Obrero Español, calificó el tuit de machista, en tanto que la prensa española encontró la punta del ovillo para hablar de lo que denominó “rifirrafe”, una palabra poco conocida en nuestro medio, pero absolutamente precisa para definir a una contienda o bulla ligera y sin trascendencia.
El libro de Hormigos, que aparentemente molestó a Pérez Reverte se titula ‘El abrazo infiel’, pero al parecer España todavía no sale del asombro de que la escritora haya posado desnuda para la revista Interviu y que hubiese participado en un video supuestamente escandaloso y sexual. Los dos libros juntos en el mismo escaparate, más las réplicas en Twitter, alborotaron a los españoles durante una semana completa.
Más allá de esta anécdota hay que señalarque el excorresponsal de guerra, que ha vendido más de 15 millones de libros en todo el mundo, definitivamente se ubicó en la cima del ‘boom’ literario español con ‘Hombres buenos’, una asombrosa y rigurosa historia y ficción, que parte de la inquietud del escritor cuando encuentra en uno de los salones de la Real Academia Española los 28 tomos de la ‘Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers’, de D’Alembert y Diderot que, en el siglo XVIII, estaba prohibida en la España de Carlos III.
Dos hombres, los más preparados que tenía la Academia en esa época, fueron enviados a París en una misión casi clandestina y peligrosa para conseguir la obra. Ahí comienza la admirable historia que resulta fascinante cuando es leída y escudriñada por un grupo de mujeres que se reúne en Quito, una vez al mes, para hablar exclusivamente de literatura. Fui invitado a esa tertulia, me quedé impresionado por el nivel elevado de crítica.
Hace dos décadas comenzó ese club literario que tiene 20 integrantes exigentes con las obras que seleccionan y analizan. Otra agradable sorpresa fue que el club de lectoras lleva el nombre de Alfredo Pareja Diezcanseco (1908-1993) y que el primer texto analizado fue ‘Hechos y hazañas de don Balón de Baba y su amigo don Inocente Cruz’, escrito por el historiador y diplomático ecuatoriano.
Mujeres que leen, hombres buenos, todavía es posible creer.