Katerinne Orquera
¿Mujeres influyentes o inconsecuentes?
La fotografía de cuatro asambleístas con velo –Marcela Holguín, Viviana Veloz, Pamela Aguirre y Johana Ortiz, pertenecientes a UNES– ha traído a mi cabeza aquel verso de Becquer: ‘volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar’. Y es que su obsecuencia de trasladarse a Teherán para constituir una ‘Asociación Internacional de Mujeres Influyentes’, con todos los gastos pagados por el gobierno de Irán, me ha recordado lo que significaron los diez años de gobierno de la Revolución Ciudadana para el movimiento de mujeres.
Como señala Magdalena Mayorga, entre 2010 y 2020 ‘se instaló una etapa populista conservadora que obstruyó lo avanzado por las mujeres, con mandatos políticos que debilitaron a las organizaciones, gremios laborales y a las ONG’. Baste recordar cómo otras tres asambleístas del mismo partido –Paola Pabón, Gina Godoy y Soledad Buendía– fueron sancionadas a 30 días de silencio, y la primera de ellas obligada a retractarse públicamente, cuando en octubre de 2013 se mostraron partidarias de despenalizar el aborto por violación.
A ello se sumó la amenaza del entonces presidente Rafael Correa de renunciar si se aprobaba la moción –que contaba con el apoyo de 20 asambleístas de Alianza País– y su orden directa de votar en contra de ese derecho para las mujeres. Hoy, la disciplina partidaria se extiende hasta Oriente Medio para apoyar a la ‘revolución islámica’, que desde 1979 gobierna con la ‘sharía’, ideología que considera a las mujeres ‘la mitad de los hombres’, usa el nombre de Dios para violentarlas y las controla mediante una policía de la moral.
Se han prestado para apoyar al régimen contra el cual se mantiene movilizado el pueblo iraní desde el 20 de septiembre de 2022, cuando la estudiante Nika Shakarami, de 16 años, fue asesinada por la policía, luego de ser violada y torturada, por tener mal colocado el velo, mismo que vistieron las asambleístas, sin la más mínima sensibilidad o sentido de la ética.