La mujer: paz y seguridad

El Día Internacional de la Mujer es más que una fecha en el calendario. Es una ocasión para renovar nuestra determinación de lograr un mundo más pacífico y próspero y para reconocer que un mundo con más oportunidades para la mujer tiene más posibilidades de paz, prosperidad y estabilidad.

Lo veo todos los días como Secretario de Estado. En el bombardeo de Aleppo, que muestra al mundo la brutalidad del régimen de Assad, las mujeres de Siria, con cada acto de valor y perseverancia, mostraron al mundo su verdadera naturaleza. Una mujer de Idlib trabajó con el Ejército Libre de Siria para conseguir que la gente de su pueblo se quedara en sus viviendas y cultivara su propia tierra. Otra mujer de Aleppo consiguió que se levantaran las restricciones al acceso humanitario ofreciendo alimentos a los soldados del Régimen en sus puestos de control. Eso es valentía.

No solamente en Siria la mujer ofrece esperanza para resolver un conflicto. La mujer es vital para conseguir nuestras metas de prosperidad, estabilidad y paz y para impulsar nuestras economías. La mujer lleva la carga más pesada en una guerra, pero su voz rara vez se escucha cuando se negocia la paz y eso tiene que cambiar. Los países que valoran la participación plena de la mujer en la toma de decisiones son más estables, prósperos y seguros. Por el contrario, cuando la mujer es excluida, la paz es más frágil, y con frecuencia se ignoran los derechos humanos.

En Afganistán defendemos la inclusión de la mujer en todos los niveles de gobierno, hoy fundan empresas; ocupan escaños en el Parlamento; enseñan y son doctoras y enfermeras: son el cimiento del futuro Afganistán -algo inimaginable hace diez años. Mientras Birmania trabaja para resolver el conflicto que desde hace décadas asola su país, apoyamos la participación de la mujer en el proceso y en las iniciativas de paz.

Estados Unidos lidera con el ejemplo. Mi hermana trabajó muchos años en Naciones Unidas, siguiendo las huellas de nuestro padre en el Departamento de Estado muchos años antes que yo. Nuestros principales diplomáticos y negociadores de paz son mujeres: Susan Rice, asesora de Seguridad Nacional; Samantha Power, embajadora en las Naciones Unidas; Heather Higginbottom, vicesecretaria de Estado; y Wendy Sherman, subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos. Actualmente todos los secretarios adjuntos regionales en el Departamento de Estado son mujeres, excepto uno.

La paz no significa ausencia de conflicto sino una sociedad donde cada miembro trabaja por la estabilidad y la prosperidad. Ningún país tiene éxito a menos que cada ciudadano contribuya a su futuro y ninguna paz es duradera si la mujer no tiene un papel decisivo. Mañana recordamos el camino recorrido por la mujer en el mundo, conscientes que lo que queda por recorrer es aún más importante.

* Secretario de Estado de EE.UU.

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