El gobierno anterior no quería admitirlo, pero el presidente Lenín Moreno puso por delante las cifras que reflejan una crisis económica en toda regla. Y días más tarde destapó una crisis política con mar de fondo: no debe ser fácil administrar el lastre de diez años y verse en el dilema de dejarse arrastrar por él o liberarse.
Las crisis, en ese sentido, son buenas, porque plantean una oportunidad. Cuando Moreno corrió para la Presidencia por AP era un invitado incómodo pero necesario: las cifras, ya entonces, no jugaban para el vicepresidente Jorge Glas. Le entregaron la hoja de ruta y le impusieron funcionarios antes de que empezara a gobernar.
¿Qué se esperaba de él? ¿Qué ha hecho desde entonces para haber logrado apoyo externo y perdido apoyo interno? ¿Qué refleja su ruptura con el Vicepresidente? Estamos frente a un caso político inédito. Moreno ha hecho cambios en el buró de AP y al mismo tiempo ha rotado el eje de la gestión presidencial desde el verticalismo hacia la horizontalidad, ha cambiado la lógica de confrontación por la del diálogo y ha desactivado unas minas totalmente inútiles, si se entiende la urgencia de un consenso nacional.
¿Cuáles han sido sus otros crímenes? Decir la verdad sobre las cifras económicas. Y, sobre todo, aislar al Vicepresidente porque considera que hay indicios de corrupción que apuntan hacia él. En medio de la escalada de declaraciones, queda claro que Glas está victimizándose y usa argumentos políticos e ideológicos para evitar dar explicaciones sobre el principal motivo de la ruptura.
¿Quién más lo seguirá? Moreno ha usado las fortalezas y las debilidades del contrario -¿quién iba a pensar que el movimiento pendular iba a darse dentro del mismo oficialismo?- para neutralizarlo y ponerlo en evidencia. Si la sociedad se ha alineado frente a la disyuntiva entre dos visiones de la vida, no se entiende por qué dentro de AP se sigue viviendo la ilusión de que serán ellos quienes diriman el tema o quienes calmen las aguas.
Todos tenemos el derecho a la presunción de inocencia, pero todos también sabemos que incluso el justo puede pecar en arca abierta. Y el arca fue gigantesca y estuvo muy abierta, a tal punto que hoy podemos ver -en las escalofriantes obligaciones del país- el costo-beneficio de la gran década ganada. Moreno tiene el mérito de no haber callado, y el viernes mostró firmeza para ponerse a la altura de las circunstancias.
Ahora que la Asamblea Nacional será clave para cualquier proceso de fiscalización o de indagación al Vicepresidente sin funciones, hay que ver cómo se alinean las fuerzas. Es urgente destrabar la crisis política para acometer contra la crisis económica causada, precisamente, por el gasto abusivo. ¿Con quién está usted?