Montúfar y el nuevo aeropuerto

Para ocultar la falta de vías de acceso al aeropuerto de Tababela intentaron sustituir el nombre bien merecido del Mariscal Sucre y apareció Carlos Montúfar como uno de los posibles a escoger. Seis ex alcaldes y millares se oponen, incluido el Presidente, pero nadie ha destacado que es el 2º hijo del II marqués de Selva Alegre que fue Juan María de Montúfar y Larrea-Presidente de la Junta Suprema de Quito que el 10 de Agosto de 1809 asumió el poder a nombre de nuestro pueblo y desplazó del régimen colonial al conde Ruiz de Castilla, justificándose así: “se ha dejado gobernar despóticamente de cuantos han querido como podría ser un niño de cuatro años, hombre absolutamente inepto, vive enfermo de por vida; su edad de 75 años tiene una decrepitud de 100…”. Los 21 integrantes de la Junta elegidos por los diputados de los barrios quiteños fueron depuestos a los 75 días con el urgente aporte de un escuadrón de fusileros enviados por el Virreinato de Lima comandados por el coronel Arredondo, y de fuerzas de Guayaquil. Considerados subversivos y apresados desde diciembre de 1809, el fiscal pidió la pena de muerte para 46, y el destierro perpetuo para otros. El 2 de Agosto de1810 se produce la matanza de 15 presos políticos cuya lista da Manuel J. Calle, el historiador Oscar E. Reyes dice que fueron 72 y Alfonso Rumazo 28, mientras Leopoldo Benítez reafirma que son 14 identificados. Muchos huyeron hacia una quebrada y solamente 3 de los muertos, el capitán Juan Salinas, Ministro de Defensa, Juan de Dios Morales, secretario de Despacho, y Francisco Xavier Ascásubi, fiscal y hermano del Presidente del Senado de lo Civil, fueron integrantes de esa Junta.

Carlos Montúfar no tuvo ninguna participación porque vivía en Madrid. En abril de 1811 llegó a Quito como Teniente Coronel del Ejército Español por orden del Rey con misión pacificadora, vinculado por corto tiempo al ejército de Bolívar murió en diciembre de 1816 en Buga.

Habría sido más justo proponer el nombre del II marqués de Selva Alegre y no de su hijo, pero la deficiente información y mala enseñanza de nuestra historia a la cual le están despojando de su identidad nacional, aceleradamente en estos últimos cinco años, deja al descubierto una mala propuesta. En cambio, hay que destacar la implacable persecución, la destrucción de su hogar, el despojo de sus bienes, el confinamiento en Loja, y por fin en enero de 1818 el encarcelamiento en Quito, traslado a Guayaquil para conducirlo a Cádiz y en mayo ser confinado en el castillo de Santa Catalina. Llevado a Alcalá de Guadaira, ínfimo villorio cercano a Sevilla, murió el 3 de octubre de 1819, tras año y medio en que su primer hijo Joaquín, capitán de los Reales Ejércitos, pedía al Rey Fernando VII que le trasladara a Madrid.

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