Falta aún mucho por discutir y cuestionar los parámetros de nuestras modernidades latinoamericanas –entre 1930 y 197’s- que nos sumieron en modelos y respuestas colonialistas sobre nuestra propia razón de ser. Nos clasificaron -y la aceptamos- por nuestros comportamientos “formales”. Así, fuimos tildados como malos derivados del modelo europeo o estadounidense. Una especie de “caricatura” o “imitación” del Otro. De esto trataría la ponencia magistral de Silvia Arango, historiadora de la arquitectura colombiana, quien abrió las II Jornadas Internacionales de Historia del Arte y Arquitectura que se celebraron hace poco en la Universidad de Cuenca. El brasilero Fernando Luiz Lara propuso pensar en nuevas teorías del espacio americano. Y por esta misma tónica se desarrollaron los aportes de especialistas de dentro y fuera del país.
La historia no quedó en un lugar lejano, Fabiano Kueva expuso sobre la misma en un proyecto al Sur de Quito, Solanda, de vivienda social, y su repercusión en la comunidad de hoy. Francisco Compte nos expuso el caso de una Guayaquil tras dos grandes incendios obligada a pensarse moderna entre proyectos utópicos y desencantos. La cara oscura de una Modernidad excluyente hacia la mujer y su aún incierta posición en la sociedad, pudo ser apreciada en los proyectos de las escuelas de bellas artes, en Cuenca, propuesta de Macarena Montes. Buena parte de nuestros actuales centros educativos fueron formados bajo la estela del pensamiento colonialista que circulaba en las mismas revistas de época, las primeras bienales, o por la visita de maestros extranjeros, muchos de los cuales se quedaron en América. Interesante la exposición de Hugo Ordoñez sobre la estructuración de la formación de arquitectos en Quito en la Universidad Central. Detrás de las mencionadas citas bienal existen formas de pensar el medio ambiente por citar un ejemplo, María Rosa Zambrano desarrolla una sistemática recopilación de las mismas en la arquitectura a nivel de América Latina, que irá dando interesantes resultados.
Cómo se enfrentó la Amazonía post conflicto con el Perú, qué tipo de representaciones se hicieron a lo largo de estos años hasta el boom petrolero. Cuál nuestra débil y excluyente posición sobre una región que para muchos siguió siendo el “infierno verde”. Ana Rosa Valdez trabaja en este novel campo, con resultados iniciales muy interesantes. Y qué pasaba con aquellos indígenas del Oriente a los cuales invitó muchas veces el marchante y coleccionista Wilson Hallo, figura controversial del Quito de los años 60 y 70, como nos indicó Pamela Cevallos.
Y así, presentaciones de libros, constitución de archivos de arquitectura, arte y diseño como los iniciados por Shayarina Monard y Giada Lusardi en la PUCE de Quito. Unos días célebres, con un público ávido.
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