En el periódico alemán Stern apareció publicada una carta que un ciudadano alemán de nombre Walter, le enviaba a los griegos. En la introducción les hace notar que desde el año 1981, los alemanes y griegos pertenecen a una misma familia, por lo cual, Alemania ha aportado ingentes recursos a un Fondo común del cual el pueblo griego ha sido su mayor beneficiario. La ayuda per cápita recibida por Grecia es la mayor que haya recibido un país europeo dice Walter. Por lo tanto, cierra este párrafo diciéndole a sus parientes griegos que son los amigos más caros que tiene Alemania. Mientras avanza el contenido de la misiva, Walter se va haciendo cada más insidioso. Dice por ejemplo que Grecia no fue merecedora de tener el euro como moneda, ya que nunca hasta ahora pudieron cumplir con los criterios de estabilidad, y que dentro de la UE es el pueblo que gasta las mayores sumas en bienes de consumo. Entonces, dice la carta, no digan que los culpables son los políticos, ya que ustedes evaden impuestos, gastan más de lo que les ingresa, y tienen los gobernantes que se merecen. Cierra la diatriba diciéndole a los familiares griegos, que si bien ellos son los que le mostraron el camino de la democracia, de la filosofía y de los primeros conocimientos de economía, ahora muestran un camino equivocado. La respuesta no se hizo esperar, y el semanario le abrió el espacio al ciudadano griego Psomás para que publique la carta de respuesta a Walter. Inicia la misiva concordando con Walter en que alemanes y griegos forman una misma familia desde 1981, pero a través del tiempo los griegos le han dado la exclusividad a los alemanes para que sean sus principales proveedores de tecnología, armas, telecomunicaciones, transporte, automóviles, etc. Le recuerda que Grecia es el mayor importador de bienes de consumo fabricados en Alemania, y que algunas empresas alemanas le pagaron enormes coimas a los políticos para asegurarse contratos, como con unos cuantos submarinos fuera de servicio. En este momento, Psomás le dice a Walter que más adelante viene lo bueno, y que si no le cree le autoriza para que lo eche de la Eurozona, a la que la califica con sorna en letras mayúsculas como lugar de la verdad, prosperidad, justicia y de lo correcto. Muy cortésmente le dice a Walter, que han pasado más de 50 años desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial y que todavía Alemania no ha saldado sus obligaciones con Grecia. Concluye la carta diciéndole a Walter que le devuelva la civilización que les robaron, y que las inmortales obras sean retornadas, ya que si muere de hambre quisiera morir a lado de las obras de sus antepasados . Misivas que sacan a relucir las heridas abiertas que aún no se han cicatrizado.