Son importantes siempre que sean coherentes con principios ideológicos o posiciones políticas transparentes; por tanto, que sus participaciones junto a agrupaciones mayores sean públicas y con objetivos expresados con profesión de fe, de lo contrario, serían entes electorales volátiles, en pro de los intereses coyunturales de los conductores de turno.
En la historia del Ecuador hay importantes ejemplos de organizaciones que, a pesar de su menor tamaño, tuvieron destacada presencia en la historia política. Acción Revolucionaria Nacionalista Ecuatoriana, surgió a raíz de la tragedia histórica de 1941 en la frontera sur, se caracterizó por principios ideológicos inconfundibles, su juventud fue valiente y militante y como movimiento aportó al gobierno de Camilo Ponce Enríquez. Fue nacionalista con perfiles fascistas y sus cuadros no dieron tregua a los adversarios en las calles del país.
Luego el Partido Comunista del Ecuador, como muchos otros movimientos similares en América Latina, mantuvo vigencia en universidades, sindicatos y con una presencia estelar de su conductor histórico Pedro Saad Niyaim. Nunca creció como su par chileno, ni tuvo éxito electoral; su mayor presencia se dio en la revolución del 28 de mayo y en la conformación de la Constituyente de 1945. Otro caso fue un movimiento marcado por la impronta de su líder Carlos Julio Arosemena Monroy, el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Su aporte al triunfo presidencial de León Febres Cordero fue importante.
El caso de los movimientos indígenas fue diferente. Llegaron a ser la primera fuerza social del Ecuador, pero pronto su dirigencia sucumbió, no a una feroz represión como a otros del continente, sino al embuste y gustos de la política. Años de experiencia y postergación no fueron suficiente para soportar las seducciones del poder.
En los tiempos actuales la situación es muy diferente. Pueden existir muchos o varios movimientos, inscritos o no. Carecen de líderes que interpreten la coyuntura y son incapaces de proponer y seducir con nuevos proyectos o ideas. Otros, más personales que corporativos, han militado con tesón en estos tortuosos años, han luchado con valentía contra un poder que usa el desparpajo como emblema, pero son llaneros solitarios. A duras penas cuentan con algunos caciques locales que aspiran a integrar las listas parlamentarias para colarse en el parlamento y desde allí negociar cuando las votaciones sean muy estrechas.
Luego de las próximas elecciones y sobretodo de la composición parlamentaria muchos de estas entidades desparecerán. Se agotaron de la gimnasia política durante los años de inestabilidad y en los siguientes de la revolución ciudadana fueron absorbidos o reducidas a fichas desvalorizadas en el museo de la historia nacional.