En los últimos días, el pueblo ecuatoriano ha sido testigo de las observaciones desubicadas a las actividades profesionales de las FF.AA. por parte del propio Ministro de la Defensa. Este, por su investidura, debería representar y velar por las mismas. Pero como defensor de la revolución ciudadana, en algunos enlaces sabatinos ha optado por ofender a quienes representa, con muy malos argumentos. Lo único que ha hecho es desprestigiar a la institución armada.