Cuánto se ha denigrado la política. En lugar de ir a la cárcel, algunos buscan papeleta electoral precisamente para evadir a la justicia por un tiempo. Esto es lo peor que ha vivido el país, en medio de la pandemia, el destape de la corrupción y la desconfianza en las instituciones, que obliga a los ecuatorianos a tomar conciencia y asumir el papel de ciudadanos responsables de los problemas nacionales.
Constituye una obligación afrontar la decadencia moral, ética, política, social, económica no solo como un compromiso individual sino una necesidad colectiva. Resulta aberrante que existan actitudes complacientes con el cinismo y la audacia de quienes han sido sentenciados por actos de corrupción, otros que están siendo procesados y unos terceros que se han fugado, conscientes de lo que hicieran y la cárcel que les espera.
Cómo puede admitirse una afrenta y una bofetada más de quienes han recibido sentencia condenatoria y otros enjuiciados y con grillete que pretenden salir de la cárcel o del arresto domiciliario para legalizar candidaturas con el solo fin de contar con inmunidad durante el proceso electoral y si pueden escapar de los juicios instaurados en su contra. Otros prófugos de la justicia (uno en Bélgica) que demuestran su demencia por el poder y que quieren retornar para repetir lo que ya el país conoce de la década de corrupción. Esto es una nueva burla y un insulto al país.
Esta situación está transformando en una nación inviable. Quién va a querer invertir sin confianza ni seguridad en las instituciones, la justicia y el sistema democrático. Solo verán su oportunidad quienes quieran hacer negocios ilícitos y vinculados a los dineros sucios que penetran furtivamente.
La justicia tiene que acompañar en el rescate de la moral y la ética y sus jueces, conjueces y operadores no pueden contribuir a la pandemia de la corrupción y la impunidad. El juicio del caso Sobornos está por definirse esta semana con el último recurso de casación, luego que siete jueces tramitaran y sentenciaran en dos instancias a 8 años por cohecho agravado al prófugo en Bélgica y 18 más, la mayoría huidos y que demuestran su temor por el grado de responsabilidad que tienen. Resultará muy difícil probar en Derecho que los jueces violaron la ley durante el proceso, más allá de las abundantes pruebas presentadas por la Fiscalía.
Cómo es posible que 60 asambleístas enfrenten procesos judiciales y otros aspiren a la reelección. Lo más grave: algunos tienen juicios anteriores de ser asambleístas y el pueblo ingenuo los eligió como sus representantes. Qué calidad moral y ética tienen los unos para investigar a los otros si han sido iguales o peores y sobre ellos también hay serias dudas de su idoneidad. Por eso la bajísima credibilidad que tienen pero son audaces porque eso les importa poco.