Pongámonos serios con el Metro

Se necesita ser un hombre de cualidades excepcionales para recibir una propuesta de financiamiento para un proyecto de interés colectivo en una reunión rápida el lunes al mediodía, y tener ya una apreciación para hacerla pública el miércoles en un desayuno comunitario. Todo esto sin contar con que esta fue una semana que añadió a la normalmente agitada agenda presidencial los preparativos para la inauguración del edificio de la Unasur, costeado con dinero ecuatoriano.

El presidente Rafael Correa encuentra incoherente que el alcalde Rodas promueva la reducción de impuestos y multas y, al mismo, tiempo pida financiamiento para el Metro. A su juicio, el Municipio tiene instrumentos para generar más recursos y financiar lo que haga falta. El Gobierno, ha dicho, se mantiene firme con el apoyo de USD 750 millones, equivalentes al 50% del costo de construcción calculado en la administración del exalcalde Augusto Barrera, pero que representan alrededor del 40% frente a la propuesta más barata presentada por las constructoras oferentes.

En cuanto a las multas, todos sabemos que las sanciones por mal uso de la Zona Azul y por el pico y placa eran excesivas; puede resultar ilustrativo revisar una sabatina a ese respecto. Pese a la mala memoria que nos caracteriza, nadie olvida que los peajes fueron eliminados al fragor de la campaña electoral. Y que el concejal que hoy habla de una propuesta insostenible es el mismo que el 9 de abril, en calidad de Alcalde encargado, devolvió USD 15 millones al Bede. Seguramente eran otras épocas.

Sobre los impuestos prediales, se entiende que lo que propone Rodas para el 2015 no es una reducción generalizada, sino una racionalización para que un amplio porcentaje de contribuyentes pague, en diferentes escalas, menos impuestos, y que la franja alta de contribuyentes, donde se producen las distorsiones, pague más. Tal propuesta, que debe ser aprobada por el Concejo, rendirá USD 63 millones, ocho más que en la actualidad.

Es hora de despolitizar el tratamiento de la financiación del Metro. Por supuesto, también el alcalde Rodas tiene la obligación de sustentar la propuesta inicialmente presentada y solventar, principalmente, los reparos sobre el valor de las acciones de la Empresa Eléctrica Quito que serían vendidas para financiar parte de la inversión necesaria para el Metro.

Si existe verdadera voluntad para buscar una solución integral al problema de la movilidad en Quito, hay que abandonar las posiciones superficiales o interesadas, olvidarse de los resentimientos personales, alejar la discusión de los micrófonos y sentarse a trabajar en serio, incluso en época de vacas flacas. ¿Por qué no aplicar casa adentro la invocación hecha en la inauguración del edificio de la Unasur, uno de los últimos vuelos del cisne, sobre la urgencia de alcanzar la unidad y la integración?

marauz@elcomercio.org

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