¿Quién fue el genio de la publicidad y la propaganda políticas -me había preguntado con frecuencia- que con hondura y perspicacia, con conocimiento admirable de la psicología de las masas, con inigualable intuición histórica, inventó el lema de “mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias”, para calificar con acierto a los integrantes de la ‘revolución ciudadana’? ¿Quién habrá ideado -continuaba en mis cavilaciones- una frase tan original, tan plena y rica de contenido, tan grávida de sugerencias, que hasta merecería ser grabada en bronce para que nuestras futuras generaciones nunca la olvidaran? Ni usted ni yo, lector, lo sabemos. Es un secreto inescrutable celosamente guardado.
Pero casi toda pregunta tiene una respuesta. La he encontrado al azar, leyendo el libro del historiador inglés Donald Rayfield, ‘Stalin y los verdugos’, que narra con detalle la política represiva, monstruosamente criminal, cruel y despiadada, del régimen soviético. A las seis semanas de la Revolución de Octubre, Lenin pensó en la necesidad de crear su propia Policía política secreta. Así nació la Comisión Extraordinaria para combatir la Contrarrevolución y el Sabotaje, la famosa Cheka. Félix Dzierzynski, un noble -no proletario- de origen polaco, conocido por su austeridad y su arrogancia, fue el encargado de dirigirla: para integrarla -nos cuenta Rayfield- buscaba a hombres de “corazón ardiente, cabeza fría y manos limpias”.
La frase -definición para los asesinos- fue utilizada también por sus sucesores, Menzhinski y Yagoda. Leamos a Rayfield. “Dzierzynski buscaba a hombres de corazón ardiente, cabeza fría y manos limpias’’” (p. 93). “Menzhinski adoptó el mismo lema que Dzierzynski -y que el joven Guénrij Yagoda-, ‘corazón ardiente, cabeza fría y manos limpias’, para llevar a cabo una tarea sucia pero vital, prefigurando al propio Himmler’” (p. 170). Conociendo su origen, ¿por qué adoptar ese lema como bandera de promoción política? ¿Es acaso simple coincidencia? ¿O es una servil y burda copia para aparentar un izquierdismo falso, anacrónico y trasnochado? ¿O es solo ignorancia?
Este hecho -la copia de un lema- refleja una de las características de la ‘revolución ciudadana’: habiendo surgido sin un programa propio, concreto y definido, se mantiene cohesionada, bajo un liderazgo excluyente, por la sumisión y la avidez de poder de sus integrantes y copiando sin identidad un proyecto político ajeno, concentrador y autoritario. Copió el proceso que llevó al país a la Asamblea Nacional Constituyente. Copió, con altas dosis de novelería, ingenuidad y tontería, la Constitución vigente. Copia las nuevas leyes. Copia el programa televisivo y radial de los sábados. Copia una política represiva, que pretende someter a los medios de comunicación y evitar la crítica y la disidencia’