Menos tarimas y más resultados

Más allá de las marchas y la polarización de posiciones se mantienen deudas pendientes del Estado que no se pueden eludir y que obligan a demandar menos tarimas, menos discursos y más resultados. El problema no es quien pone más gente en las calles. Tampoco se puede deslegitimar los reclamos ni justificar ante el país los incumplimientos con acusaciones de opositores a todos los que critican. Una democracia se nutre del diálogo y el análisis de los problemas, pero hay que dar respuestas y soluciones, más aún cuando han pasado 5 años de gobierno.

Los problemas no se arreglan con insultos ni guerra sucia con hojas volantes que denigran a las personas. Se impone el respeto de todos al ordenamiento jurídico, de gobernados y gobernantes, el respeto al poder constituido y a los períodos para los que fueron elegidos, aun cuando existen oficialistas que fueron antes actores públicos de tumbar presidentes.

Se reconocen avances sociales pero también cuentas pendientes inocultables. Se podrá coincidir o no con los enfoques y los temas de demanda, pero deben ser ventilados por los canales democráticos. Hay exigencias que pueden ser exageradas e inviables pero necesitan respuestas, incluso cuando subsisten varios incumplimientos y promesas que se disfrazan en la atosigante propaganda oficial.

Quién puede negar el incumplimiento de la consulta prelegislativa a los pueblos cuando se pueda afectar los derechos colectivos. El artículo 57 de la Constitución, tan reivindicada, reconoce a las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades el derecho a ser consultados antes de la adopción de una medida legislativa que pueda afectar a sus aspiraciones colectivas. Empero, 3 años y medio después de su vigencia, hasta hoy no han podido aprobar ni siquiera el reglamento y también han pasado más de 2 años de la sentencia de la Corte Constitucional que señaló a la Asamblea como la responsable de este proceso.

Quién puede negar el incumplimiento de la Constitución, que otorgó un año (se cumplió el 2009) para aprobar la ley y resolver el tema del agua. Pendiente los problemas de tierras y la explotación minera. Una enorme deuda para solucionar la situación de la agricultura. Mucho se habla y los resultados son pobres. No se trata solo de atender con ayuda ni subsidios sino pensar en los temas de fondo y la adopción de políticas.

Los problemas latentes en el transporte terrestre, que cobran víctimas en forma permanente. Los servicios incompletos, la crónica falta de medicamentos y la mala gestión administrativa en el sector de la salud pública. La deuda por la falta de calidad en el sistema educativo, reflejada en las pruebas que estudiantes rindieran hace poco para ingresar a la universidad, más allá de la enorme inversión que se ha hecho si se compara con administraciones anteriores.

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