Seguramente él ni lo recuerde, pero debió ser en el año 84, o talvez en el 85, cuando hacía una pasantía en The Associated Press, en Nueva York. Durante una visita a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un periodista que cubría esa fuente, de apellido Quevedo, me dijo algo así: “Te voy a presentar a un ecuatoriano de mucho prestigio que algún día se va a convertir en el Secretario General”. Ese ecuatoriano era Diego Cordovez, quien ya había participado en varias misiones delicadas de negociación durante la época de la Guerra Fría, cuando las naciones preferían solucionar todo con ostentación de fuerza bélica.
Hace pocos días, durante la presentación del libro ‘El mundo que he vivido’, es decir, las memorias de Diego Cordovez, conversé por pocos minutos con el ex presidente Rodrigo Borja, quien nombró a este diplomático de gran prestigio internacional ministro de Relaciones Exteriores del régimen socialdemócrata. Comentaba el ex Mandatario que no estaba seguro si Diego Cordovez aceptaría la propuesta de trabajar en su Gobierno porque cuando asumió el poder, en 1988, el diplomático era el segundo hombre en importancia en la ONU.
Las dos versiones coinciden plenamente. En lo personal, no tengo ninguna duda de que Cordovez pudo llegar a ser Secretario General, pero prefirió aceptar la propuesta de Borja y retornar a su país para reforzar la política exterior que en esa época todavía no llegaba a un acuerdo pleno de paz con Perú. Surgió entonces la idea del arbitraje del Vaticano, pero no prosperó. En todo caso, la presencia del personaje en la diplomacia ecuatoriana dio al país estabilidad.
Los cuatro años del Gobierno socialdemócrata (1988-92) tuvieron en Relaciones Exteriores a un solo canciller y a un solo vicecanciller, Mario Alemán (ya fallecido), diplomático de carrera de gran prestigio, muy respetado en el país y en el extranjero. Tan importante fue la presencia de Cordovez y Alemán en Relaciones Exteriores, que prácticamente no hubo incidentes en la frontera peruano-ecuatoriana que, en 1995, se estremecería por el estallido de la guerra en la Cordillera del Cóndor y en el valle del río Cenepa.
Durante la presentación del libro estuvo el diplomático peruano Antonio García Belaúnde, quien elogió la trayectoria del ex negociador ecuatoriano en conflictos bélicos tan graves como la guerra Irán-Iraq o la guerra de Afganistán y el posterior desalojo de las tropas soviéticas tras la mediación de Cordovez. De paso, durante el foro para explicar las razones de este libro, algunos se refirieron a otro ecuatoriano destacado en el ámbito internacional: Galo Plaza Lasso.
Sin afán de comparar, siempre se ha sabido que Perú tiene diplomáticos muy preparados, pero la sola referencia de los apellidos Plaza y Cordovez son razones suficientes para reconocer los méritos de ecuatorianos ilustres que dieron todo por el prestigio y honra del país.