Estoy de acuerdo que los hijos no responden por las acciones de sus padres. Los hijos tienen autonomía propia en su desarrollo y crecimiento como seres humanos. Por sus acciones se les conocerá. Cada hijo “escribe” su historia que en muchos casos supera lo realizado por sus padres, lo que está muy bien y así debe de ser. Toda persona, sin embargo, lleva los genes, positivos y negativos, de sus progenitores. Así, no porque el padre sea un gran novelista, el hijo tiene aptitud para el duro oficio de escribir. Ni por destacarse en ciencias exactas, el hijo es un estupendo matemático. No porque el padre transporte droga, al hijo le gustan los estupefacientes.
Pero si el “viejo”, no se ha destacado en casi nada en su vida, y “debido a circunstancias familiares del pasado” el hijo no se crió con su padre, no creo pertinente que algunos de los amigos del hijo que se desempeña como Ministro de Estado, le den su apoyo y solidaridad en una declaración con trascendencia política efectuada ante los medios de comunicación (el respaldo debió recibir la afectada, no el hijo del imputado con el delito. La ayuda debió dar el Ministro a su medio hermano). Ese apoyo es desequilibrante cuando proviene de otros compañeros de Gabinete, que fungen como ministros en secretarías en que algo tienen que ver con el delito del que se le acusa al padre del Ministro. Salen en defensa, los ministros del Interior, de Justicia. Aquí se aplica aquello de que la “mujer del César no solo debe ser buena, sino también aparentarlo”. Una disgregación. El vocablo Ministro, como me hizo acuerdo un pariente, deriva del latín “minister”, palabra que proviene del adjetivo “minus” que significa “menos” o “menos que”. Por tanto, el “minister” (ministro), era el “sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos”. Ahora entiendo…
Pero en un tema personal, no de Estado, también se lanza al ruedo el Presidente de la República como si su subalterno hubiera sido embestido y corneado por un toro Miura. Con su presencia convierte este problema, en asunto de discusión pública, si se quiere de campaña, ya que no solo acusa a la prensa de difamar a su Ministro, sino califica de “cloaca” al Colegio de Abogados del Guayas, por el solo hecho de asumir la defensa de la afectada en el caso del que se le acusa al progenitor del Ministro de Correa.
Solo falta que los amigos del Ministro organicen un homenaje, ¡obviamente con recursos públicos!, lo que este Gobierno ha puesto de moda para “informar” que toda la fuerza política de un Gobierno se encuentra detrás de sus íntimos colaboradores, aún en temas estrictamente personales. Homenajes que son también una manera de “tomar lista” a los usufructuarios de las delicias de un poder mal utilizado.