Cuando se presentan problemas macroeconómicos, como una severa recesión con altas tasas de desempleo y subempleo, situaciones originadas en un déficit fiscal significativo, un desequilibrio externo no financiado y una pérdida de liquidez en los sectores público y privado, la forma de salir de esa coyuntura es con recursos financieros frescos y adicionales.
No obstante, la obtención de recursos sin un programa económico que genere confianza y seguridad, simplemente posterga el problema. Habremos financiado los déficit y la falta de liquidez sin haber corregido las causas que llevaron a esa situación, con lo que la crisis reflotará en cualquier momento y probablemente con mayor rudeza y profundidad, pues las alternativas de conseguir más financiamientos se habrán agotado.
Las decisiones de política económica de focalizar subsidios o incrementar impuestos, por ejemplo, producen únicamente un traslado de fondos de un sector al otro, en este caso, del sector privado al sector público, pero no generan mayor cantidad de liquidez. El valor agregado de fondos en la economía no crece, con lo que el imperativo de más liquidez no se alcanza.
Si el sector fiscal no se ordena y el Gobierno encontrara esos casi 12 puntos del PIB que necesita, alrededor de USD 12 000 millones para este año, el 2017 nuevamente tendremos un presupuesto obeso que consume liquidez, que promueve más endeudamiento público y que resta recursos al sector privado. Asimismo, la ausencia de un adecuado programa económico no promoverá atraer inversiones ni fomentará más exportaciones, con lo que el desequilibrio externo volverá a aparecer.
Sin programa económico, el nerviosismo no podrá detenerse con lo que la liquidez privada seguirá contrayéndose y profundizando la recesión. El Gobierno, en esas circunstancias, continuará buscando liquidez en el Banco Central comprometiendo con ello los pasivos exigibles del ex Instituto Emisor.
La dolarización se nutre de dólares y estos provienen del extranjero de 4 fuentes principales: exportaciones, inversión extranjera, financiamiento externo y remesas de emigrantes. Al menos en los primeros 3, su crecimiento es casi imposible sin un programa económico, como es la estabilidad tributaria, la firma de acuerdos de comercio y la concreción de convenios con los multilaterales. A su vez, la salida de dólares vía importaciones y pagos de deuda responde primordialmente a la rigurosidad fiscal que se aplique, pues con indisciplina se presionan las compras del exterior y se alimenta más endeudamiento externo en condiciones desfavorables.
Por lo anotado, la plata permite salir de la crisis pero dentro de un marco de un programa económico que genere confianza, certidumbre y credibilidad. Sin confianza no hay política económica que brinde resultados favorables.