Si para corregir el problema de la falta de recursos para atender las pensiones actuales y futuras de los afiliados al IESS se aumenta la edad de jubilación o se suben las aportaciones, estamos solo ganando tiempo pero el problema no se ha resuelto.
La seguridad social en el Ecuador y el IESS en particular, requieren una reforma integral y estructural que permita corregir los profundos desequilibrios para que sean correctivos de largo plazo.
La seguridad social es un deber del Estado y un derecho ciudadano de largo aliento, por lo que las soluciones no pueden concentrarse en el corto plazo.
Son al menos cuatro los grandes problemas del IESS y de la seguridad social, aunque no deberían mezclarse los dos conceptos: el de sostenibilidad de las prestaciones, es decir, el déficit actuarial que no permite cubrir adecuadamente ni las prestaciones de jubilación actuales ni las futuras; un desequilibrio financiero, es decir, los ingresos actuales son insuficientes para cubrir los gastos totales si el Estado no paga el 40% que le compete y si el IESS no usa las reservas a costa de afectar negativamente el patrimonio; una situación de iliquidez que nunca fue parte de la historia del IESS, pues al contrario, fue siempre una institución superavitaria que le prestaba al Estado de forma permanente y creciente, ahora tiene obligaciones impagas, por ejemplo, con centros médicos privados; y, una realidad administrativa que no puede mantenerse, como es una obesidad burocrática con 37.900 empleados y graves irregularidades y actos de corrupción. Si a estos problemas de grueso calibre le añadimos más de USD 3 mil millones que le debe el Estado por la atención de enfermedades catastróficas, los casi USD 7.600 millones de la deuda interna, la clara reducción de los afiliados por cada pensionista que baja de 8.9 el 2012 a 6.5 el 2018 como resultado del ritmo más acelerado de pensionistas frente al crecimiento de los aportantes y la clara deficiencia de ingresos frente a los gastos en las prestaciones de salud, la solución a la complejidad del IESS y de la seguridad social no puede esperar.
El Estado debe atender de forma prioritaria, la salud, la educación, la seguridad ciudadana y la justicia, así como la seguridad social. Por tal razón, es un problema del Estado y demanda decisiones además de las finanzas públicas. En ese sentido, llegó la hora de abordar este tema con una variante fundamental: el IESS es de los aportantes, empleados y empleadores, por lo que el gobierno debe salir totalmente de la administración, responsabilidad que debe recaer en técnicos en la materia debidamente seleccionados por un ente externo como un organismo internacional, tipo BID o Banco Mundial. Sin un arreglo de fondo, los ajustes serán solo cosméticos, afectando en especial a los que nos siguen.