Tic-tac, tic-tac, con cada golpe de reloj se van desmoronando las bases internacionales que sustentan la falsa Revolución. ¿Cuantas veces Correa se congratuló de la imbatible y poderosísima unión de países revolucionarios?
Las caídas de los íconos de ese mal llamado “socialismo del siglo XXI” (un flojo juego lingüístico ideado para que la antidemocrática y tosca acumulación de poder sea considerada como alta y modernísima tecnología) han sido tan estrepitosas que ya entran dentro de la categoría de lo espectacular. Basta ver el caso de Lula, como señala con asombro el Washington Post, “Fue el político más popular del planeta, ahora Lula de Brasil podrá ir a la cárcel.”
Después de la cadena de escándalos que hicieron pasar a ese país por un verdadero ridículo internacional, el encarcelamiento de alguien tan poderoso sería una reivindicación necesaria para una justicia que parece grotescamente desbordada por el tifón permanentemente de casos de corrupción.La misma Dilma Russeff o Cristina Kirchner son otros ejemplos de líderes de mafiocracias que fueron amigotas nuestras y cuyo apoyo ya no es tan eficaz porque están concentradas en buscar avezadas estratagemas para evitar las condenas penales.
Este esperanzador panorama crece semana a semana. Obama sigue ahondando su acercamiento con Cuba. Ya levantó restricciones para cigarros, ron y otros productos, y esta semana se abstuvo en la votación en las Naciones Unidas para condenar el embargo.
Con los estadounidenses de potenciales amigos ¿quién cree que los cubanos seguirán priorizando su cercanía con los renegados miembros del ALBA (siendo los principales Bolivia, Nicaragua, Venezuala, y Ecuador)?
Pero en todo el escenario internacional queda el símbolo máximo de este falso izquierdismo, Venezuela. Tic-tac, ¿cuánto tiempo puede resistir un régimen que trae su tercer año consecutivo de recesión y una inflación anual de 475%? Este miércoles el movimiento de la Toma de Venezuela envió ondas de choque que tuvieron que estremecer a los populistas del continente.
La suspensión del proceso de referendo revocatorio del mandato de Maduro fue la gota que derramó el vaso y sacó al valiente pueblo venezolano por enésima vez a las calles. Asimismo, por enésima vez el Gobierno reaccionó con la calma y tranquilidad que expresan los balazos y las bombas lacrimógenas.Y, tal vez con artimañas Maduro logre escapar de este proceso. ¿Cuánto tiempo más será capaz de mantenerse en el poder? Todo apunta a que el ícono del movimiento continental está por derrumbarse. ¿Qué capacidades tendría el Ecuador de mantener vivo el movimiento?
Yo también creo – como dice el eslogan correísta – que no estamos ante una época de cambios, sino ante un feliz cambio de época.
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