El señor Carlos Marx Carrasco y el Gobierno finalmente se están saliendo con la suya. Si no pasa nada en el Parlamento hasta el próximo 24 de noviembre, un nuevo paquete de impuestos será aprobado por el Ministerio de la Ley.
La novena “Reforma Tributaria” no tiene nada de reforma. En lugar de racionalizar los tributos en función del logro de los grandes objetivos nacionales, de promover las actividades productivas y empresariales, de generar mayor trabajo e inversión y de hacer en definitiva más competitivo al Ecuador, la “genialidad” del régimen se resume en ampliar y crear nuevos impuestos.
Impuestos adicionales generados del cobro de una tasa por contaminación vehicular, modificación del IVA y el ICE para vehículos híbridos, incremento del ICE a la venta de cigarrillos (8 centavos por unidad), aplicación progresiva de tributos a la venta de bebidas alcohólicas, incremento a la salida de divisas (se sube del 2 al 5 por ciento), 2 por ciento a los ingresos derivados de la producción y cultivo de banano. Todo esto generará, según prevé el Gobierno, cerca de USD 400 millones de anuales. El tema en discusión no solo es el porcentaje del incremento o la creación de nuevos tributos sino el criterio que se ha tomado en cuenta para esta reforma tributaria.
Desde el 2004 al presente año los gastos en burocracia se han incrementado de 2 500 millones a 6 518 millones de dólares. Si en el 2007 existía 3 ministerios coordinadores, 17 ministerios y 2 secretarías, en la actualidad tenemos 7 ministerios coordinadores, 20 ministerios y 8 secretarías de Estado. Son 35 dependencias ministeriales. 500 mil burócratas. A esto se suma el derroche presidencial en publicidad, sabatinas, gabinetes itinerantes, desplazamiento de funcionarios para hacer campaña (me refiero a la consulta de este año y a las próximas elecciones), giras internacionales con escasos resultados, obra pública cuestionada, poca transparencia e inexistencia de calidad del gasto público.
El Ecuador, de acuerdo a la Cepal, tiene una carga tributaria del 19,7%. No el 13,6%, como menciona el Gobierno. Es la cuarta más alta de la región.
Un reciente estudio de la Cámara de Industrias y de Producción menciona que la carga tributaria en Ecuador es mayor. Al añadir el cobro de aranceles a las importaciones, impuestos seccionales, aportes a la seguridad social y distribución de utilidades que las empresas pagan a los trabajadores, el porcentaje de carga tributaria no es del 13,6 sino del 21,6 %.
Es preciso que antes de aprobar la creación y aumento de más impuestos exista al menos un mínimo nivel de consensos. La imposición no es una buena receta. Incluso en política.