Este feriado con tinte religioso nos permite movilizarnos a la playa, al campo o quizá una estadía en casa. Permitámonos un asueto mental; del congestionamiento del tráfico para lo que no se hace nada. Que de pronto la vía hacia el valle de Tumbaco será más congestionada aún por dos razones, la apertura del nuevo aeropuerto y la increíble construcción de dos moles comerciales a menos de 5 km entre ellas. De la política, que presagia un año agresivo, si se toma en cuenta que periodistas, instituciones y personas que diferimos, son corruptos. La idea no era recordar los problemas sino alejarnos de ellos, sumergiéndolos en el arte, la música y la creación de una artista, que solo se puede describir como increíble.
Cristina Morrison, quien vive entre Quito, Galápagos y Nueva York, reconocida por su actividad como actriz y música en épocas anteriores, nos introduce en su primer CD ‘I Love’. Una recopilación de su creación a ritmo de jazz, con una voz fantástica y educada, cosa nada fácil y que, sin esfuerzo se acopla a varios ritmos, bossa-nova, funk, boleros y sambas, jugando con las notas hasta hacer estallar a sus oyentes en merecidos aplausos.
Su primer concierto en vivo con esta música, acompañada por un grupo de excepcionales músicos neoyorquinos, entre los que destaca el saxofonista ecuatoriano Christian Hidrobo, se realizó en el antiguo Hospital Militar, donde los arcos en ladrillo visto y el ambiente en general, llevaron a los presentes a un imaginario y exquisito Nueva York.
Este concierto lo dedica Cristina a sus amores, con letras escritas a lo largo de varios años: a su madre e hijos, a Galápagos, Nueva Orleans y Nueva York. Sus amores se convierten en nuestros gracias al sentimiento en su voz, a su habilidad histriónica sobre el escenario que nos lleva a ser parte de él. Ojos insinuantes, una voz sexy y movimientos que hacen que sus compañeros en la aventura musical la sigan, la noche termina con autógrafos y una copa de vino soñadora en la mano que nos permite escapar de la realidad. Un bravo por la actriz y cantante y por músicos extraordinarios. Un deseo de que su futuro, incluido el lanzamiento del disco en el extranjero y sus conciertos sean otro éxito añadido a su listado de sueños hechos realidad.
Un agradecimiento por permitirnos ser parte de un mundo temporalmente mágico en el que la realidad desaparece, enseñándonos que se puede ser única, diferente y atrevida, en una actualidad que nos obliga a uniformarnos para descalificar a los corruptos que, en supuesto, conformaríamos una minoría.
Espero haberles hecho escuchar y soñar música de primera. ¡Una buena fanesca y un merecido descanso de Semana Santa!